A poco más de quinientos años de la conquista de México, la polémica figura de Hernán Cortes no deja de sorprendernos, la controversia entre apologistas y detractores se antoja interminable, por un lado hay quienes bregan por que se reconozcan sus méritos, aportaciones, su visión y rol fundamental en el nacimiento de México, en contrapartida sus detractores pugnan por destacar su crueldad, ambición desmedida, la destrucción de Tenochtitlan, las muertes de propios y extraños como Moctezuma Xocoyoctzin, de su primera esposa Catalina Suárez, Xuárez o Juárez “la Marcaida”, la de Cuauhtémoc, y otros actos como la violación a la princesa Tecuichpo, la notable hija de Moctezuma.
Sin embargo, más allá de tomar partido por una u otra faceta, se debe dimensionar a Cortés como un hombre de carne y hueso, con luces y sombras y aciertos y yerros. Son diversas sus facetas: soldado, conquistador, conocedor de Leyes, hábil con la pluma, político, diplomático, inflexible, enérgico, hombre de lances amorosos y padre cariñoso. Todas las facetas anteriores están ampliamente documentadas, sin embargo, cuando pareciera que conocemos todo sobre Cortés surge la duda sobre una faceta nueva aun por explorar: ¿pretendió Hernán Cortés independizar a la Nueva España de la Metrópoli y convertirse en el monarca de un nuevo reino?
El historiador francés Christian Duverger, una pluma autorizada en la abundante bibliografía del conquistador de México, destacó diversas versiones, tanto de que el autor de la “Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España” no fue Bernal sino el propio Cortés, así como también de que Cortés vio con buenos ojos el mestizaje y que incluso acaricio la idea de emancipar a la Nueva España de la península ibérica y coronarse a sí mismo como Rey de estas tierras.
Estas versiones han escandalizado a ortodoxos, pero en la mayoría de los interesados en el tema han despertado inquietud y duda, no solo por el prestigio que avala a Duverger, sino porque sus teorías son también respaldadas por el peso de los acontecimientos históricos, por ejemplo: nadie puede objetar la destreza de Cortés con escritor y cronista, sus Cartas de Relación son el ejemplo más certero de ello, tampoco pasa desapercibido que Cortés fue un buen padre con sus hijos legítimos y naturales como Martin el Mestizo, incluso a los naturales los legitimó por medio de bula papal e incentivó los matrimonios de sus capitanes con mujeres indígenas así como el mestizaje, finalmente es bien sabido que Carlos I dio privilegios a Cortés, incluso el poderoso Marquesado del Valle de Oaxaca con cabecera en Cuernavaca, pero también es cierto que el emperador nunca lo hizo Virrey de la Nueva España, y que el conquistador pasó los últimos lustros de su vida enredado en juicios y explicaciones en España, defendiéndose de los certeros ataques de sus poderosos enemigos, sorteando imputaciones de homicidios y luchando por no perder el favor del monarca, no en vano murió con la amargura de no volver a su palacio en Cuernavaca o mejor aún al palacio virreinal. Parece ser que todos estos embates le impidieron materializar sus ambiciones en Nueva España.
Al morir el conquistador en 1547, fue sucedido por su hijo Martin Cortés Zúñiga como Segundo Marques del Valle Oaxaca, Martin nació en Cuernavaca presumiblemente en 1533 y su madre fue la marquesa Doña Juana. Tuvo una vida de privilegios y llego a ser considerado el hombre más rico de la Nueva España. En 1564 murió el segundo Virrey, Don Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón, y el ayuntamiento de la Ciudad de México designó a Martin el marques como Capitán General, o sea jefe militar de la Nueva España, sin embargo un año después surgió una rebelión por parte de los hijos de los conquistadores, pues la “Leyes Nuevas” promulgadas en 1542 limitaban los derechos de sucesión de esta segunda generación con respecto a las Encomiendas que recibieron de sus padres, los criollos se inconformaron y Martin el marques se convirtió en su líder natural, al segundo marques se le unieron su hermano Luis y su medio hermano, Martin el mestizo, hijo de la Malinche y quien era unos 10 años mayor que él.
La asonada no prospero, los criollos fueron derrotados por Gastón de Peralta, tercer virrey, quien actuó con energía y ejecutó a los cabecillas, aunque perdonó a los hermanos Cortés en consideración a ser hijos del conquistador, solo Martin el mestizo fue severamente torturado. Los hermanos Cortés partieron al destierro, el mestizo y Luis a España y el marques a Orán en Argelia. En 1574 fueron perdonados y se les devolvieron sus bienes, pero solo a Luis se le permitió volver a la Nueva España. El mestizo hizo vida en la península donde se casó e incluso se dice que sirvió a Don Juan de Austria combatiendo a los moros, murió en 1595. Martin el marques también vivió en España después del duro exilio en Orán y murió ahí en 1589.
Los Cortés no lograron una corona para sí, sin embargo, Hernán conservó para la posteridad la gloria de la conquista, España se lo reconoce y en México es una figura polémica, poco a poco el marquesado se fue diluyendo en la historia y para principios del siglo XX sus herederos aun conservaban algunos bienes en México como la Hacienda de Cortés en las orillas de Cuernavaca. Ninguna otra rebelión por independizar a Nueva España prosperó hasta el Plan de Iguala en 1821, sin embargo, en esas rondas de la Historia, aún más fascinante que Iturbide haya logrado la Unión con Guerrero, lo es que exista la posibilidad de que Hernán Cortés o sus hijos hubieran logrado la independencia de México en el siglo XVI.