La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Regla de tres: el que roba y lo niega, miente…el que roba y miente, traiciona
La secretaría de Salud, la de Seguridad, la de Educación, por lo menos, son señaladas por presuntas afectaciones al erario (el término ‘presuntas’ es un eufemismo para respetar la presunción de inocencia), las cuales han sido documentadas por reportajes ejecutados con todo rigor periodístico.
Los mecanismos preferidos, para ‘pegarle al cajón’, son: las asignaciones directas y las empresas ‘fantasma’.
Además de los crónicas de los comunicadores (alimentadas con ‘fuego amigo’), también el Órgano de Fiscalización Superior, ha documentado las triquiñuelas, por lo tanto, la excusa de Cuitláhuac, de que sólo se trata de ‘ataques de los conservadores’, es una patraña que busca exculpar, a priori, a los involucrados.
En los casos más escandalosos, la estrategia oficial ha sido que los responsables renuncien por ‘cuestiones personales’, para con ello, buscar que baje la presión social y mediática.
Ahora (serán más conforme se acerque el final de la administración), nos enteramos de las ´presuntas’ corruptelas del procurador del Medio Ambiente, Sergio Rodríguez (al que Cui acusó de pillo en 2016), de quién señalan, se dedica a extorsionar empresarios, los cuales, de no ‘entrarle’, sufrirían procesos administrativos de clausura por parte de la dependencia.
Las denuncias contra el tránsfuga Rodríguez (ha trabajado para todos los ex gobernadores, de Fidel a Yunes), vienen de tiempo atrás, pero, tanto abuso, provocó que el conflicto se externalizara, a grado tal que, el presidente López Obrador, instruyó se investigue.
Ante tal podredumbre, Cui juega el papel del marido engañado, es el último en enterarse.