La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La desmemoria es terreno fértil para los simuladores
La simulación, se ha convertido en el modus operandi de los políticos mexicanos (con sus honrosas excepciones), sin embargo, el registro puntual de los medios de comunicación, permite exhibirlos en su verdadera catadura.
En ocasiones, el grado de falsedad en sus dichos, lleva a la conclusión de que consideran a la ciudadanía como un atado de débiles mentales, incapaces de discernir entre lo que es una desenfrenada palabrería y una retórica ponderada, que tenga viabilidad en sus propuestas.
Además, lo único que los motiva es permanecer pegados a la ubre presupuestal, mentira que sus intenciones sean trabajar en pro de la justicia social, esto se ha convertido en el lugar común de toda línea discursiva acartonada, cuyo único objetivo es cumplir con la arenga callejera.
Estos tartufos, sólo buscan allanarse con los que toman decisiones (el presidente López Obrador, por ejemplo), para demostrar que ‘son institucionales y están comprometidos con el movimiento’, aunque en realidad, continúen aplicando los moditos de siempre: llegar al poder con la idea fija de enriquecerse.
Una caso de hipocresía, es el de Samuel García, quién afirmó durante su campaña que cumpliría los seis años como gobernador de Nuevo León, ahora, decide pedir licencia, para contender en las elecciones presidenciales, competencia que no ganará, por lo tanto, sólo fingirá. No hay justificación, para asegurar que se trata de ‘intereses legítimos’.
El voto razonado, es la única defensa contra estos rapaces. La solución es colectiva.