La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Ni golpes de la ira de Dios, ni potros de bárbaros Atilas, se trata del Cambio Climático
De acuerdo, con el Servicio Mareográfico Nacional, a cargo de la UNAM, los vientos máximos sostenidos del huracán Otis (con duración mínima de 10 minutos) llegaron a alcanzar una velocidad de 182 kilómetros por hora, las ráfagas (mínimo tres segundos), lograron una rapidez máxima de casi 330 kilómetros por hora.
Por dónde se le vea, es un meteoro inusual, pero, no es producto de la casualidad, ya que, el Servicio de Cambio Climático de Copérnico, informó que la temperatura promedio de los océanos alcanzó, en agosto pasado, su nivel más alto de la historia con 20.96°C, el anterior récord data de 2016, cuando se obtuvo una media de 20.95°C.
Estimaciones, del Woods Hole Oceanographic Institution, sugieren que los océanos contienen alrededor de 1,332 millones de kilómetros cúbicos de agua ¿se imaginan la energía que se requiere para aumentar la temperatura una décima de punto?
Una barbaridad, justamente, provocada por el uso de combustibles fósiles y otras actividades, vinculadas, básicamente, a la forma de producir y derrochar del Capitalismo: depredación del ambiente y un consumo enfermizo de insumos que no requerimos.
Aunque se diseñen modelos matemáticos, para tratar de predecir que ocurrirá de no detener esta tendencia del Calentamiento Global, en realidad, no sabemos qué carambas puede pasarnos, tanto al género humano, como al resto de las especies cohabitantes del planeta.
El inicuo antropocentrismo, nos impide entender que los ciclos naturales tienen su propio ritmo, estamos abriendo una Caja de Pandora, de la que saldrán apocalípticos boomerangs.