Héctor Calderón Hallal
No obstante en la formalidad, el sexto año de López Obrador al frente del gobierno se cumple el próximo 1 de diciembre, en los hechos, el mandatario ya estaría cumpliendo su sexta “vuelta al sol” como Primer Magistrado de la Nación, toda vez que empezó a incidir en la toma de decisiones nacionales –por acuerdo del entonces titular del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto- desde el mismo mes de julio del 2018.
Por lo que es menester remitirse entonces –para fines prácticos de enjuiciamiento- al viejo aforismo ranchero mexicano: “No se juzgue al indio sino a quien lo hizo compadre”.
Los efectos del sexto año de gobierno, en un individuo con una mentalidad que peleó rabiosamente por el máximo cargo de responsabilidad y servicio en México, como lo es el de Presidente de la República -pero que no se preparó para ejercerlo con modernidad y funcionalidad- empiezan a notarse en la cada vez más preocupante incongruencia de sus ordenamientos y razones.
Al inquilino de Palacio Nacional, AMLO, según su acrónimo, lo persigue la “sombra del caudillo” aquel, personificado y hasta prostituído en la sátira de Telesistema Mexicano, en cómicos como “Los Polivoces” de los años setenta: “El Comandante Agallón Mafafas, obliga al soldado Juanito Garrison, a probar previamente su ración de comida, por el temor fundado al envenenamiento” y el diálogo dice: “¡Soldado Garrison, a ver pruebe mi plato antes que yo… no vaya siendo que me queran enyerbar antes de llegar a ser Presidente… pa´sacarme del camino, jejeje!” y le responde Enrique Cuenca personificando a Garrison: “¡Oh, no sea payaso… cómase su plato de migas que nos fió aquí Doña Panchita antes de que se le enfríe; no ande viendo moros con tranchete!”, motivo por el cual, Eduardo Manzano le suena sendo mazapanazo en el casco, en un diálogo creado por Marco Antonio Flota, que en mucho reflejaba el absurdo del personaje aquel, en este caso un pseudo militar postrevolucionario con delirios de grandeza y poder plenipotenciarios, que habría perdido el piso en el ocaso de su carrera y que solo retornaba a la sensatez, con los razonamientos de su tropa, personificada por el soldado Garrison.
López Obrador arribó al sexto año de su gestión, con un componente más de riesgo para su propia seguridad e integridad: No sólo desconfía de un daño irreversibe a su integridad personal o hasta contra su propia vida, eventualmente provocado por agentes externos a su “base social”… sino desde el interior ahora de su propio staff o de su círculo íntimo de colaboradores.
Así entonces, asume súbitamente decisiones atropelladas, aparentemente perturbadas, sin planeación, pero sobre todo… absolutamente inesperadas.
Imaginémoslo entonces, desde el momento mismo que asume la decisión de ir por primera vez al puerto de Acapulco después del huracán “Otis” a tomarse la foto “política” con motivo de la tragedia:
-“¿Le preparamos el Black Hawk y su convoy artillado respectivo Señor Presidente?”.
-“¡No… nada de eso; no podemos aparecer con soberbia con la gente de Guerrero en estos momentos!”, habría contestado el mandatario, maquinando mentalmente la forma de disolver cualquier plan de magnicidio a borodo de helicópteros o aviones adscritos a las fuerzas armadas… El presidente mexicano teme realmente esta posibilidad, que es real… aunque no lo dice.
Así lo confió a este espacio un piloto de ala rotativa que estuvo adscrito a la Ayudantía Presidencial de AMLO hasta hace pocos días y quien, por su trato intenso y cotidiano con el C. Presidente, puede asegurar que lo conoce muy bien y que “su esquema del pensamiento así es… él lo conoce!”
“Y si días u horas antes habría dado la instrucción el Jefe del Ejecutivo de preparar la ida a Guerrero en helicóptero, él mismo se encarga de cambiar la orden de último momento, misteriosamente!”….. Esta actitud la ha acentuado en los últimos días, asegura el piloto, laureado con honores por cierto, en anteriores administraciones … y hoy desempleado.
“Se ha vuelto más parco y remilgoso en las cosas que come en Palacio Nacional y su paladar ya no es tan arriesgado… se ha concentrado en tres o cuatro combinaciones de alimentos para la comida fuerte del día (alrededor de las 13 horas él la acostumbra)”, aseguró nuestro contacto.
“Ha habido ocasiones en que deja la comida a medias, luego de una especie de ejercicio donde desmenuza con el tenedor –casi a conciencia- el cuerpo del alimento que habría de hacer bocado después, previa masticación”, nos abunda nuestra fuente.
Definitivamente no es el mismo Andrés Manuel de un tiempo a la fecha, nos insiste.
Ya porque la curiosidad obliga, apreciaríamos saber qué pasa en moemtnos como ese en el que el Jeep militar lo conducía desde la Ciudad de México, habiendo ya pasado Morelos y ya en territorio de Guerrero, cuando se atascó en el fango…
-“A ver General, ¿Qué no oye o no entiende español o qué chingaos?”… “¿Dele por allá… yo conozco bien estos lugares, he recorrido mucho el país y … tengo muy claro que mi intuición es moralmente superior a la suya… y tampoco es de contacto… para su desgracia…. (ahí entra su popular risita burlona, tan común en la mañanera ya)… risita que es celebrada (y hasta intentada) por todos los acompañantes en el trayecto a Acapulco.
-“´¡Sí señor Presidente! (o ¡Sí Comandante!)”… Viramos hacia allá entonces…
-“ ¡Ahorita vamos a llegar por aquí a una comunidad entrañable para mí, que siempre me recibe con los brazos abiertos!”…
-“¡Ah enterado, Presidente!”…
-“¿Pero porqué usa un solo pie General para conducir este vehículo automático?”… “Pudiendo usar los dos alternadamente como lo hago yo?” … Eso es lo más seguro pese a lo que digan los “machuchones que se la dan de expertos en manejo”… Yo aprendí en un viejo guayín en un camino de Macuspana a Palenque y desde entonces … no se me ha olvidado!”…
-“Este lodo yo lo conozco, ej muy noble… de tucuruguay, no aluvióng… no pasa nada…yo conojco de sueloj… la vamos a librar, nomáas sotenga el ritmo de la aceleración … acelere General, acelere cuando le digo, chingadoooo!”…. “no entiende puej… lo voy a tener qué remover o de plano bajarle el salario!”… y así por el estilo.
-¡”Ya noj atajcamos por ju culpa!”…. “Por no atender mi injtruccióng a tiempo! (…) Aquí je nejesita lealtad a ciegas General, aunque no jepa manejar…!”.
El resto de la historia ya la conocemos.
Una frase del Maestro Pío Baroja, espléndido representante de aquella Generación del 98, dibuja plásticamente el momento político de México, en pleno sexto año de ejercicio gubernamental y con la comezón presidencial por imponer transexenalmente, un estilo personal de gobernar… básicamente:
“A una colectividad se le engaña siempre mejor que a un solo hombre”.
...»¡Muy bieeeeeeen muchachito, muy bieeeeeeeenn!…. Jejeje!»
¿Será?.
Autor: Héctor Calderón Hallal
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