José Alberto Sánchez Nava
1.-En los anales de la historia de Acapulco, el año 2023 será recordado no por la belleza de sus playas ni por la calidez de su gente, sino por la tragedia que se abatió sobre esta icónica ciudad costera. El Huracán Otis, un monstruo de la naturaleza, devastó todo a su paso, dejando un rastro de destrucción y desolación. Pero lo que ha sido aún más desgarrador para los acapulqueños es la sensación abrumadora de abandono que han experimentado por parte del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
2.-Esta tragedia, sin duda, ha sido la peor desgracia que ha sufrido Acapulco debido a un desastre natural. Las imágenes de casas destrozadas, calles inundadas y vidas perdidas han conmovido a todo el país, pero lo que ha marcado la diferencia en esta ocasión ha sido la falta de respuesta efectiva y compasiva por parte del gobierno federal. Los acapulqueños, en su momento de necesidad más apremiante, han sentido que han sido dejados a su suerte, enfrentando la adversidad sin la ayuda que merecen porque realmente la necesitan bajo un esquema eminentemente humanitario frente al presidente que se encuentra arriba de un helicóptero revisando la construcción del tren maya.
3.-Las críticas hacia el Presidente López Obrador y su gobierno no son infundadas. La actitud inhumana, indolente y narcisista que han mostrado en medio de esta tragedia es indignante. Las palabras vacías y las promesas incumplidas se han vuelto moneda corriente en su discurso, mientras que los ciudadanos de Acapulco luchan por sobrevivir. La incapacidad, ineficacia e irresponsabilidad que han caracterizado la respuesta gubernamental son inaceptables.
4.-Ante una catástrofe de esta magnitud, lo primero y más esencial es garantizar las necesidades básicas de las personas para su supervivencia. Comida, agua, refugio, atención médica y apoyo emocional son derechos fundamentales que deben ser garantizados en momentos de crisis. Encontrar a los familiares desaparecidos es una tarea que requiere recursos y esfuerzo, y es imperativo que el gobierno se involucre de manera efectiva en esta búsqueda. Además, no podemos olvidar la importancia de brindar apoyo a las personas más vulnerables, como aquellos con discapacidades, personas de la tercera edad y los niños.
5.-México entero está de luto por la tragedia en Acapulco, a excepción de un pequeño grupo que parece vivir ajeno a la realidad que enfrenta la nación. Mientras miles de personas sufren las consecuencias de la destrucción, el Presidente, sus familiares y su gobierno parecen inmunes a la angustia del pueblo. Esta desconexión con la realidad y la falta de empatía son inaceptables en un líder que debería estar al servicio de su gente.
6.-El 2024 se acerca y con él, una oportunidad para que el pueblo mexicano ejerza su derecho democrático. Es imperativo que el país se una para construir un México más fuerte y resiliente, donde la prioridad sea el bienestar de sus ciudadanos, sin importar su condición social, económica o política. La respuesta al Huracán Otis en Acapulco debe ser un llamado a la acción, a la unidad y a la solidaridad. Es hora de cambiar el rumbo y reconstruir no solo Acapulco, sino toda la nación, en aras de un México más justo y humanitario.
7.-En este momento de dolor y desesperación, los acapulqueños merecen más que palabras vacías y promesas incumplidas. Merecen el apoyo real y efectivo del gobierno, así como la solidaridad y empatía de todo México. Es hora de demostrar que juntos podemos superar cualquier adversidad y reconstruir un país más fuerte y unido que nunca.