Joel Hernández Santiago
El presidente de México no quería ir al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se llevó a cabo el 16 y 17 de noviembre en San Francisco, California, EUA.
Por razones de presidencia temporal, esta vez fue convocada por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para establecer comunicación entre los 21 países miembros en materia comercial y de estrategias de seguridad.
El mandatario mexicano no quería encontrarse con la presidenta de Perú, Dina Boluarte, luego de que la ha acusado de golpista y de que no es la presidenta de su país, toda vez que el gobierno de la 4-T sólo reconoce a Pedro Castillo, hoy encarcelado.
Pero nada, que al Ejecutivo mexicano se le insistió mediante argucias diplomáticas y presiones y al final a regañadientes tuvo que asistir y se tomó la foto de grupo con ella –prometió que no lo haría– y los 21 jefes de estado que acudieron al llamado.
Y no le fue mal al presidente mexicano. Tuvo que hacer de tripas corazón ante la presencia de la mandataria peruana, pero de todos modos hubo el tiempo suficiente para reunirse en privado con el presidente de China Xi Jinping.
Con el mandatario chino se destacó la relación entre ambos países en tanto que Jinping ensalzó el trabajo de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México y clamó por llevar las relaciones entre ambos países “a otro nivel” superior.
El presidente Chino ofreció al gobierno mexicano proveer de elementos de apoyo para la restauración y reconstrucción de Acapulco, por supuesto en tono comercial. México tocó el tema del fentanilo, pero este asunto no se expresó en el comunicado que emitió el gobierno de China para informar sobre el encuentro entre ambos mandatarios en la reunión de la APEC.
Se habló entre AMLO y Xi sobre el precursor del fentanilo que, se acusa, llega a México desde China para ser compuesto aquí y enviado a Estados Unidos para su consumo, lo que ha costado –dice Estados Unidos- la vida de miles de sus consumidores: 200 muertos por fentanilo cada día.
El gobierno de EUA ha presionado a México para que detenga el envío de esta droga sintética, en tanto que México acusa el envío de armas hacia nuestro país desde territorio estadounidense, lo que permite arsenales en manos del crimen organizado.
Y de esto trató el presidente de México con Joe Biden en una reunión entre ambos mandatarios que duró aproximadamente cuatro horas.
En este lapso se trató de dos temas básicos y de interés para EUA: el control de migrantes que cruzan por México hacia el país del norte y el tráfico de fentanilo. Dos asuntos por los que han dialogado a lo largo de los meses y para lo que Biden ha enviado a sus representantes de gobierno de altísimo nivel para presionar al gobierno mexicano.
Tanto su gobierno, como desde el Congreso estadounidense se acusa a la 4-T de no hacer mucho, o casi nada, para detener el tráfico del opioide. Esta vez, como antes, el presidente mexicano se comprometió a trabajar para detener este tráfico mortal.
Por su parte el gobierno de Biden insistió en la reanudación de las comunicaciones entre las fuerzas armadas de ambos países y con China se acordó que controle los precursores químicos con los que se fabrica el fentanilo.
El Gobierno chino no especificó que se hubiera alcanzado un acuerdo sobre el fentanilo en su comunicado oficial, pero sí indicó que se había llegado a un entendimiento para crear un “grupo de trabajo” sobre narcóticos.
De todos modos el negrito del arroz lo dio el mismo Biden cuando en conferencia de prensa, y luego de los saludos cariñosos con Xi, lo acusó de “dictador”, a lo que inmediato el gobierno chino acusó a Biden de “desquiciado”.
Y esto viene al caso porque una cosa son las formas, los saludos, los abrazos, las promesas de amistad eterna y solidaridad y afecto, y otra muy lejana la realidad, los hechos mismos, el día a día y la confronta entre intereses comerciales, estratégicos y de seguridad nacional.
Cantar victoria por lo que se dice en público luego de estas reuniones es de interés de gobierno, pero no siempre corresponde a la realidad de las relaciones entre gobiernos.
Los grandes temas y las grandes confrontaciones se dan a puerta cerrada y entre mandatarios o representantes de altísimo nivel. Las amenazas de expedientes abiertos, de sanciones comerciales, de restricciones a mercancías siguen ahí, debajo de la mesa y esa es la realidad.
La diplomacia es importante porque acerca a los gobiernos y genera buenas caras. Pero también es cierto que de ahí no siempre se desprenden realidades.
[La APEC, fue creada en 1989 y agrupa a 21 países de Asia y América bañados por el océano Pacífico: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, China, Hong Kong, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia, Estados Unidos y Vietnam.]