DE LINDES
En los últimos años, en Latinoamérica se había visto como la izquierda comenzaba a apoderarse de la mayor parte de los gobiernos del continente, y quizás uno de los gobiernos más emblemáticos y que por mayor tiempo se había mantenido en el poder, era el liderado por Cristina Fernández de Kirchner, la cual si bien ya no fungía como presidenta, sí seguía siendo la cabeza de la izquierda en Argentina, por lo que muchos creían que arrebatarle el poder sería sumamente complicado, sin embargo la situación económica en dicha nación empeoró de tal manera que poco a poco el hartazgo se hizo más que evidente y cuando llegó Javier Milei a hablarles de grandes cambios y de dejar atrás la política populista de la que muchos ya se habían cansado, la gente comenzó a tener esperanza y a creer en las palabras de quien hoy se ha convertido, por amplio margen, en el nuevo presidente de Argentina, y lo que al principio parecía imposible se ha vuelto una realidad.
Y es que cuando el economista comenzó su discurso de ultra derecha, muchos lo tachaban de loco, pero con el paso del tiempo sus palabras fueron haciendo eco en una sociedad que en su mayoría ya se había cansado de una política socialista que no los había llevado a ningún lado, además de que la credibilidad de Kirchner fue disminuyendo, al tiempo que las acusaciones por corrupción en su contra fueron aumentando y muchos argentinos dejaron de verla como una esperanza y más como una de tantos políticos que utilizan las necesidades del pueblo para convencer a los votantes y llegados al poder se ocupan únicamente de ellos mismos.
Sin embargo, aún cuando el 55.76% de los votantes creyó en lo que Javier Milei les promete, aún un gran sector de la población sigue estando en contra de los cambios tan grandes que se espera pronto comiencen a darse en Argentina, sobre todo porque Milei ha sido muy tajante y firme al decir que le dará un nuevo rumbo a la nación sudamericana que, aparentemente estará completamente alejado de donde hoy se encuentra, sin siquiera considerar un posible punto medio, por lo que sería bueno que tomara en cuenta, es que si bien hoy la mayoría busca un cambio, también hay muchos que buscan un punto medio, un punto en el que izquierda y derecha puedan tener un intercambio de ideas y con un rumbo que más que divisiones, de equilibrio, y a lo que aspiran es a un gobierno que en vez de dividir aprenda a unir y que sea capaz de tomar lo mejor de los contrarios, sin creer que eso pueda debilitarlos, sino fortalecerlos, porque en la capacidad de gobernar en unidad puede estar el triunfo de verdad, porque como dijo Simón Bolívar; “El modo de gobernar bien es el emplear los hombres honrados, aunque sean
enemigos”.
JESSICA WOOLRICH