La semana pasada, se llevó a cabo la CXV Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Mexicano, la reunión tuvo como objetivo reflexionar sobre los desafíos sociales que estamos atravesando, afortunadamente, este no es un ejercicio aislado ya que los Obispos y Arzobispos constantemente se han centrado en la búsqueda de la paz, el amor al prójimo y la ayuda a los necesitados.
Diversos puntos fueron abordados, sin embargo, las mayores preocupaciones se centraron en dos temas: 1) la fractura del tejido social y 2) el cambio climático y la fuerza de los fenómenos naturales.
Lamentablemente, pese a los esfuerzos, la violencia y el crimen han mantenido sus números al alza, y como bien lo mencionan en el comunicado emitido el 16 de noviembre, “no se trata sólo de estadísticas, sino de rostros y corazones de personas concretas que sufren las consecuencias de la violencia extrema, de la impunidad, de la desaparición de sus seres queridos, del cobro de piso, de la migración forzada y de las estrategias de seguridad fallidas”.
Es cierto que ante las circunstancias cada vez más desafiantes e intempestivas es necesario ser conscientes de nuestras acciones y sus repercusiones, pero también es innegable que como reza el proverbio africano “Si quieres ir rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”, es por ello que durante la Asamblea se sostuvieron reuniones con el Presidente de la República y con dos de las virtuales candidatas para la elección del siguiente año, porque se tiene que reconocer que el trabajo en equipo rinde frutos.
Como también menciona el comunicado “Todo está conectado”, porque todos vivimos en una casa común, tristemente, hemos sido testigos de la forma en la que el odio, la discriminación y la indiferencia han logrado heridas casi irreparables, pero aún estamos a tiempo de revertir la situación, para abrir paso al diálogo, la aceptación y el derrocamiento de estigmas.
El otro tema central fue el indudable cambio climático y sus efectos, y es que nos negamos a creer que la naturaleza no nos pertenece y por contrario nuestro egoísmo ha hecho que el tiempo comience a jugar en nuestra contra, donde las consecuencias son cada vez más evidentes, y como ejemplo reciente nos queda la devastación y dolor que dejó a su paso el huracán Otis.
El trabajo no es sencillo, implica, primeramente, hacer un análisis personal y genuino de nuestras acciones e incluso de aquello que hemos dejado de hacer, significa enfrentarnos a nuestros errores y omisiones, y segundo trabajar coordinadamente porque somos muchos más los que anhelamos una sociedad que fomente el amor, la misericordia y la solidaridad.