* Es tiempo de que los electores nos armemos de argumentos sólidos y valor, para que efectivamente la transformación moral de México inicie en Acapulco y todo Guerrero, y no nada más hagan un remozamiento con fines electorales
Gregorio Ortega Molina
Mucho dieron a México Acapulco y sus habitantes. Fue la imagen internacional del país durante lustros, quizá decenios. En ese puerto se desarrollaron eventos internacionales y se promovieron inversiones, lo mismo pequeñas que enormes.
No fue gratuito que se adueñara de sus playas lo más negro del comportamiento humano. Se involucionó de la trata en bares, restaurantes y hoteles, a la extorsión, el narco y el crimen por contrato. Se toleró la anomalía en la manera en que se descargaban las aguas negras a la bahía.
Debe quedarnos claro que a Andrés Manuel López Obrador no le interesa gentrificar ni hacer resilientes a los acapulqueños, de la misma manera y con igual tesón oculta las cifras reales de los muertos y se niega la percepción de lo que realmente ha de hacerse en Guerrero, porque no nada más se dañó la Costera, el drama es épico.
Ante la enormidad del reto, el presidente de la República juega a la politiquería, porque disponer del dinero que no es suyo ni del fisco, como es el caso de los fideicomisos del PJF, sólo es una aspirina, pero él, López Obrador, sabe que está ante su reto electoral, y por eso apuesta por un remozamiento físico y una copia de sus programas sociales, que tan bien le han funcionado.
Tiene la clara idea de que lo que ocurra en Acapulco entre este fin de año y el 2 de junio, afectará directamente su negligente proyecto político, para insertar a los mexicanos en el circuito de las repúblicas bolivarianas.
Regreso al diagnóstico aportado por Integralia, porque dista mucho lo que ofrece el gobierno de la 4T, de lo que realmente se requiere:
“Una mala respuesta de los gobiernos federal, estatal y municipal podría agravar el problema: varias decisiones reflejan desorden en materia de protección civil. Pese a que el listado de medidas ha incrementado en las últimas horas, persisten
dudas sobre su eficacia, su suficiencia y el tiempo en el que fueron aplicadas.
“Primero, la declaratoria de desastre natural que activa mecanismos de reacción se emitió con mucha tardanza. (Por sus calzones reduce de 47 a dos municipios devastados; después, cancelación presidencial del estado de emergencia).
“Segundo, una de las primeras acciones consistió en enviar a Servidores de la Nación –encargados de entregar programas sociales en todo el país– a levantar un censo y entregar despensas.
“Tercero, los recursos del nuevo Fonden —que ya no es un fideicomiso, sino una partida presupuestal— podrían ser insuficientes, pues contempla únicamente 18 mil mdp, de los cuales ya sólo restan aproximadamente seis mil, por lo que, si se requieren más fondos, se tendrán que hacer reconducciones.
“Entre 2018 y 2022, hubo 30% menos de recursos para el Sistema Nacional de Protección Civil, en comparación con el mismo periodo del gobierno anterior. En este sentido, el esquema de transferencias a dependencias involucradas sin criterios de evaluación de pérdidas materiales y asignaciones (como sí tenía el Fonden) puede derivar en corrupción. Finalmente, los gobiernos locales están ausentes (en especial, el de Acapulco). Todo ello podría agravar la crisis”.
Es tiempo de que los electores nos armemos de argumentos sólidos y valor, para que efectivamente la transformación moral de México inicie en Acapulco y todo Guerrero, y no nada más hagan un remozamiento con fines electorales.
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@OrtegaMolina