La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Tratándose de Argentina, la salida salomónica será atribuirlo a la ‘mano de Dios’
Días atrás, el presidente López Obrador, señaló que la ciudadanía de Argentina, se había metido un autogol con la elección de Javier Milei, desde luego, el tabasqueño tiene el derecho de discrepar con las ideas del futuro presidente sureño, sin embargo, su interpretación del evento, es demasiado simplista.
Sí Milei obtuvo la victoria, se debe al hartazgo social ante la corrupción e ineptitud del kirchnerismo-peronismo y del gobierno de Mauricio Macri, lo que provocó que el crecimiento económico fuera precario y con una acelerada inflación. El resultado, fue el fracaso en el combate a la pobreza y la pobreza extrema, a lo que se sumó la depauperación de amplios sectores de las clases medias, otrora, de las más prosperas en la región.
En lo que va del presente siglo, los argentinos han vivido una crisis económica permanente, lo cual ha impedido la movilidad social, generaciones completas se quedan sin oportunidad de mejorar sus condiciones de vida, entonces ¿qué se puede esperar del sentido del voto?
Es claro, que tales problemas estructurales no se generaron en las últimas dos décadas, sin embargo, la fórmula de culpar al pasado, no puede ser pretexto eterno para justificar las fallas en las políticas públicas.
El disruptivo fenómeno, se ha replicado en otras latitudes (Donald Trump, v.g.), no obstante, el voto, es el único medio de defensa que ostenta el ciudadano, en concreto, es el mecanismo para rebelarse ante el estado de cosas, por lo tanto: ¿quién metió el autogol?