Del coleccionista de arte, del gran gestor y constructor de entidades culturales modernas, pero también del político, el ingeniero, el agrarista y, sobre todo, del humanista interesado en la educación a través del arte y la cultura, fueron el eje del homenaje que la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) llevaron a cabo para recordar al ingeniero Marte R. Gómez, con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento.
En el acto participaron, con la representación de la directora general del Inbal, Lucina Jiménez López, el subdirector general de Bellas Artes, Héctor Romero Lecanda; la directora del Museo de El Carmen del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Eva María Ayala Canseco; la investigadora de arte Ana Garduño; la directora general del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, Libertad García Cabriales; el promotor cultural Gregorio Luke, y el maestro Marte Gómez Leal, hijo del coleccionista homenajeado.
Marte Rodolfo Gómez Segura nació el 4 de julio de 1896 en Reynosa, Tamaulipas, y falleció hace casi 50 años, un 16 de diciembre de 1973 en la Ciudad de México, recordó Héctor Romero Lecanda al dar la bienvenida a los asistentes al homenaje.
“Sin duda, fue una figura multifacética que dejó un profundo impacto en la política, la diplomacia y el mudo del arte en México. Además de desempeñar papeles destacados como secretario de Agricultura, de Hacienda y como gobernador de Tamaulipas; fue un apasionado coleccionista del arte, un gran promotor y un mecenas influyente para la Escuela Mexicana de Pintura y otros movimientos artísticos del país”, dijo.
El subdirector general recordó que un lugar emblemático como el Palacio de Bellas Artes –que en 2024 cumplirá 90 años de existencia— y la creación del mismo Inbal, tienen mucho que ver con la obra y el proyecto de Marte R. Gómez. Y refirió: “El pueblo de México, durante varias generaciones, nos sentimos agradecidos por este gesto de Marte R. Gómez, de haber donado a la nación, a través del Inbal, su gran colección de arte que podemos admirar en nuestros principales museos y en el Museo Diego Rivera de Guanajuato. “Son obras que, además, han viajado para ser admiradas por el mundo y representan lo mejor del arte mexicano”.
En la Sala Manuel M. Ponce del máximo recinto cultural de México, Marte Gómez Leal, hijo del también diplomático homenajeado, leyó el último párrafo del discurso que su padre dio en 1946 durante un festejo que los pintores mexicanos le ofrecieron en agradecimiento al apoyo que les había prestado.
“Mi suerte me hizo acercarme a ustedes hace cerca de un cuarto de siglo, la amistad de ustedes, mucho más que cualquier talento o virtud míos, me ha permitido reunir aprecios que felizmente para ustedes y para mí están muy lejos de los actuales: obras de arte que no me siento con el derecho de disfrutar yo solo. Por eso las presto, para que se expongan en exposiciones públicas siempre que se me piden.
“Por eso declaro ante ustedes que si lleno en la vida el único compromiso personal al que me siento genuinamente ligado, el de educar a mis hijos, lo mejor de mi colección, lo que más dignamente los representa, lo mejor de ustedes y para honra de ustedes y para honra mía, será del pueblo de México”.
Este párrafo –consideró Gómez Leal–, por sí solo puede dar pauta a los conferencistas presentes la posibilidad de poder ampliar, mucho más preciso, lo que significó para el arte de México la participación de un hombre que, sin estar metido en el arte mexicano, sino dedicado a las artes agrícolas, dedicó parte de su vida a mejorar la cultura del pueblo de México.
Y al final señaló: “En la colección de Marte R Gómez, el primer óleo que compró valía entonces 300 pesos y hoy vale cerca de 10 millones de dólares. Si lo vendiera la familia, hoy seríamos ricos. Pero esa obra, y toda su colección, pertenece al pueblo de México. Nuestra herencia es y será siempre la educación que nos dio nuestro padre”.
En tanto, Eva María Ayala Canseco se refirió por su parte a Marte R. Gómez como el amigo de los pintores de México, pues recordó que en 1946 “sucedió uno de los homenajes más significativos en la historia del coleccionismo del siglo XX, organizado por agentes culturales a un coleccionista y mecenas: Marte R. Gómez”.
Comentó que en aquel homenaje (en años turbulentos para México en lo interno y externo) los organizadores (Fernando y Susana Gamboa) reunieron una carpeta con 37 autorretratos que le fue regalado al coleccionista por artistas como el propio Diego Rivera, quien fue su amigo personal, así como Frida Kahlo, Miguel Covarrubias, Jesús Guerrero Galván, María Izquierdo, Carlos Mérida, Juan O’Gorman, Ángel Zárraga y otros.
“Esto es el reflejo del trabajo de Marte R. Gómez como defensor y promotor del arte mexicano”, consideró e informó que dicha colección, una de las más emblemáticas del país, se presentó en 1996 en el Museo de Arte Moderno y hoy se encuentra en el Museo Soumaya.
En su momento, Ana Garduño consideró que existe una deuda pendiente con Marte R. Gómez y es el estudio más profundo sobre este personaje que destacó en el mundo de la política y la cultura mexicanas.
Sostuvo que esa combinación de acciones –y como coleccionista de arte– lo hacen diferente a muchos otros políticos de la época: él se preocupó por fomentar el ámbito cultural, los acervos nacionales, documentar lo que se estaba haciendo en los museos de México. Sin embargo, agregó, es un personaje del cual tenemos muchas lagunas, por ejemplo, no sabemos cuántas obras coleccionó, y de qué artistas; es un trabajo pendiente porque la historia del arte lo ha tenido un poco abandonado.
Por su parte, Libertad García Cabriales trajo a la memoria que en julio de 2016 Tamaulipas recibió por primera vez la colección de Marte R. Gómez a través de la exposición Diego Rivera en Tamaulipas. Homenaje a MRG, que tuvo una asistencia récord y que confirmó que “el arte es un territorio que trasciende los límites del tiempo y del espacio y permite reencontrarnos más allá de nuestras diferencias”.
Es por eso y más que, como tamaulipeca, agradezco la invitación de estar en este homenaje a la trayectoria ejemplar de “un ingeniero y político honesto que desde la función pública entendió la fundamental importancia del arte y la cultura como factores de integración social y desarrollo humano”.
Finalmente, Gregorio Luke subrayó que “sin Marte R. Gómez no estaríamos aquí. Y explicó: “Cuando fue secretario de Hacienda se encontró que había muchas obras que no se habían concluido, uno era el Teatro Nacional, por décadas abandonado. Él convenció al gobierno de que, aunque había una crisis económica, México necesitaba de un Palacio de Bellas Artes y de una institución como el Inbal. Ese es un ejemplo de su importancia dentro de la cultura mexicana.
Destacó asimismo que, con su cercanía al poder político, convenció al gobierno de la importancia de la cultura, habiendo sido también cercano e influyente con Emiliano Zapata para llevar a cabo el reparto agrario más importante de la época. “Tiene el conocimiento del pueblo y este es un eslabón que falta estudiar para entender la historia del muralismo mexicano, porque sus ideas permearon en artistas como Diego Rivera, Siqueiros y Orozco, quienes plasmaron esas ideas en su obra muralística.
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