Eduardo Sadot
Una mariposa no hace verano la salida de priístas no son tema que deba preocupar ni a la militancia ni a la dirigencia, muchos de ellos estuvieron fuera desde antes, desde el momento que se hicieron políticos para su beneficio propio relegando al interés general, desde el momento que vieron en la política una manera de beneficiarse, y se beneficiaron con todas las implicaciones que esto tiene: enriquecerse, empoderarse, encumbrarse y hasta hacerse famosos. Se dejaron encantar por el canto de las sirenas, como muchos, en el principio del milenio al perder frente al PAN con Fox, los débiles, que se espantaron, a los primeros rayos del temporal, creyeron que era el fin del PRI y huyeron. Fue la primer gran migración por salvar privilegios adquiridos – la de la Corriente Democrática del PRI, fue otra cosa muy diferente a los primeros prófugos del PRI – Y los últimos su salida no fue ideológica, no porque no estuvieran de acuerdo con la dirigencia, fue simple y llanamente, el abandono de un barco que creyeron que estaba en los albores de un naufragio, pero no fue así, no va a ser así.
El PRI no está luchando – como dicen sus críticos o como quisieran muchos del gobierno – por sobrevivir para conservar privilegios – no lo está haciendo la militancia y la dirigencia junto con quienes están comprometidos con México, no están pensando solamente en el PRI, la visión de su dirigencia va más allá de las elecciones del 24, el corazón y los ojos están puestos en el futuro de México, tienen puesta la mirada en el México en la Patria del Siglo XXI que sin querer ya ha consumido un cuarto de su destino.
Históricamente gracias a las torpezas de MORENA, al ser colocados el PRI, el PAN y el PRD como los “Adversarios del gobierno”, les ha elevado en el nicho de los rescatistas de la Patria, cuando se ve a un gobierno de improvisaciones, de ocurrencias, que ha sido incapaz de construir para el futuro, que sus tareas a pesar de “aparentemente haber estudiado Ciencias Políticas” por ignorancia y soberbia, no ha cumplido con una tareas elemental de las políticas públicas, EL DIAGNOSTICO, esa elemental herramienta que sirve para corregir errores sobre el escritorio antes que gastar millones y corregir errores a un precio millonario, parece que al presidente obrador, le corría prisa por consolidar su imagen personal, el diagnostico está ausente en las tareas de gobierno, como lo explicó claramente cuando obrador se refirió a que recurrió a los expertos para decidir el cierre del NAIM y todos – dijo – opinaron que no lo cerrara – y cínicamente dijo – pero el pueblo bueno y sabio “nos apoyó” sí a quién, a la más acertada política pública o al error de su persona, privilegió a un hombre que cuida en exceso su imagen pública en el corto plazo aunque le cueste a la nación, sacrificó a la Patria en el largo plazo.
La estulticia del gobierno ha provocado derroche, despilfarro, destrucción, muertes inútiles de vidas que pudieron salvarse, pero qué prefirió el presidente obrador, sacrificar vidas humanas antes que a su imagen.
El saldo de esta administración es doloroso, triste y aberrante porque nos escupe a la cara cínicamente que se privilegia la lealtad a un solo hombre no al país, se gobierna sin crítica, sin reclamo. Privilegiar la lealtad a una persona, por encima de la capacidad, la habilidad y pericia para las tareas y el trabajo público de la Administración Pública, es corrupción, el endeudamiento disimulado y engañoso con un discurso que miente es traición.
Así poco a poco, pero con perseverancia el Frente Amplio, se ha consolidado como única opción ante una emergencia nacional, reconocer en los tres liderazgos de los partidos del FRENTE, como actores indispensables, para corregir el rumbo y salvar a México, como abanderados ciudadanos ante la debacle que se avecina.
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