Por: José Alberto Vázquez Cruz
Hace una semana del triunfo electoral de Javier Milei en Argentina y la derecha mexicana lo da como señales del cambio geopolítico en América latina, aseveran que Morena puede salir del poder antes de lo esperado.
Incluso Xóchilt Gálvez ha sostenido que “las remontadas son posibles”, refiriéndose al triunfo de la selección mexicana sobre la similar de Honduras, en un juego plagado de “ayudas” arbitrales que favorecieron al combinado mexicano.
Lo cierto es que, si hoy fueran las elecciones, el tablero político tendría a la derecha muy lejos de las posibilidades siquiera de ser competitiva, por otro lado, la izquierda tiene una gran ventaja casi de dos a uno y en algunos casos de tres a uno.
Sin embargo, para la derecha, una golondrina no hace verano, pues desesperados por subir en las preferencias de la gente, hace acopio de cuanto desastre aparezca, ahí está el caso del huracán “Otis”, han lucrado desde el primer momento, en cualquier tribuna y en cualquier lugar, lo mismo en las cámaras del poder legislativo que en la sede de la Cruz Roja en la recepción de donativos, estas medidas los ubican como verdaderos necrófilos de la política.
Mientras que la izquierda una y otra vez repite continuidad, profundidad de la transformación, el segundo piso del cambio, en eventos que cada vez convencen a menos y solo parecen arena de enfrentamiento de aspirantes.
Lo cierto es, que ni izquierda ni derecha atinan a poner en la mesa una agenda política, social o económica consistente.
La derecha se aferra al triunfo de Milei como si con ello pudieran hacer creer que son el mismo fenómeno electoral, nada que ver, solo se engañan ellos mismos, las condiciones de Argentina nada tienen que ver con la situación de nuestro país.
La izquierda en el país sudamericano no pudo colocar políticas sociales y económicas transformadoras ni mucho menos pudieron colocar una comunicación efectiva con su población en general y su electorado en lo particular, por ello, la estridencia de Milei resulto ser el beneficiario de ese ostracismo político.
Milei no ganó, la izquierda argentina le facilito la llegada.
En nuestro país, la derecha ha pretendido encontrar en Milei una agenda y una salvación para su causa, sin embargo, no somos está Argentina ni mucho menos estamos en condiciones de tener una regresión al salinismo privatizador, ya pagamos un costo muy alto por ello, eso lo tiene muy claro la población.
Para muestra unos botones, el apoyo de la población que recibió la reforma eléctrica que presentó en 2022 el titular del ejecutivo federal López Obrador fue de casi el 71 por ciento, a pesar de que no fue aprobada en el legislativo y en el caso de los juicios a los expresidentes el apoyo para juzgarlos fue de alrededor del 90 por ciento.
La derecha está moral y electoralmente en la lona política, incluso han jugado con la posibilidad de sustituir a Xóchitl Gálvez ante las recurrentes pifias que terminan por hacer de su campaña una verdadera burla.
La izquierda tiene ante si el impulso de un presidente muy popular, acciones de gobierno que detonarán el desarrollo por décadas y de cuyos frutos políticos serán beneficiarios los siguientes mandatarios.
Con el candidato Andrés Manuel López Obrador teníamos, como sociedad, muy clara cuál era su agenda, el combate a la corrupción, el ajuste en el modelo económico para privilegiar a los que menos tienen, y la austeridad republicana.
Resultados positivos hay muchos, la reducción de la pobreza, el desarrollo de zonas históricamente marginadas convertidas en polos de productividad hoy crece más el sur que el norte, quien lo diría.
No obstante, los actuales dirigentes de la izquierda han obviado el programa a pesar de los enormes retos, pues sigue habiendo muchos, lo mismo en la ciudad que en el campo, tenemos las condiciones para ser un país de avanzada en todos los sentidos, pero tenemos que resolver problemas ancestrales.
La tenencia de la tierra y los asentamientos humanos siguen siendo temas que han sido relegados, recordemos que con estos temas inició la revolución de 1910, ya no es una revolución agraria sino de vivienda social, se trata ahora de que la gente viva en condiciones adecuadas, dignas.
Eso atraviesa por más y mejor seguridad, por justicia, por planeación urbana y rural de gran escala, en resumen, llevar a las ciudades y al país a un siguiente nivel de bienestar, ya no sólo de apoyos sociales sino de superestructuras de planeación social.
Fenómenos como el nearshoring o relocalización de las industrias nos pone en mejores condiciones de desarrollo nacional.
En menester continuar con lo realizado por el presidente López Obrador, se debe erradicar la corrupción en los siguientes niveles de la política, el gobierno debe seguir actuando con responsabilidad y austeridad, el despilfarro no debe regresar, por ninguna razón se debe relajar la política de recaudación, que paguen impuestos todos y todas en función de su ingreso y de su riqueza para ayudar a salir a delante los que poco o nada tienen., para no dejar a nadie atrás.
En indispensable que la izquierda presente una agenda puntual, los sentimientos de la nación, el Instituto Nacional de Formación Política de Morena con mucho éxito sostuvo encuentros con la militancia y consultas con el pueblo en general para ese propósito, es necesario darle cuerpo y que se vaya traduciendo en una agenda para los futuros grupos parlamentarios y para los gobiernos municipales, estatales y la Presidencia de la República.
Hoy menos que nunca la agenda de la izquierda debe estar lejos de la opinión y de las necesidades de la gente, eso la derecha jamás lo entenderá, ellos consultan a los consejos de administración, la izquierda está llamada a construir jardines donde la derecha construyó basureros.
Una entrega de Latitud Megalópolis para Índice Político