* Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Félix Salgado Macedonio, Pío López Obrador, José Manuel López Beltrán, son el paradigma de eso que prometieron desterrar, enterrar junto con la costumbre fea de mentir, robar, transar. Servirse de los sobres amarillos y de los eufemismos, porque es así que el cochupo se convierte en aportación
Gregorio Ortega Molina
La divisa verbal elegida para identificarse lo indica: son la cuarta transformación. ¿En serio? ¿Cuáles son los aspectos, normas, costumbres, modas y maneras de comportarse que se han modificado durante cinco años? ¿Ya somos diferentes moral y culturalmente? ¿Se convertirá la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, en un fenómeno civilizatorio?
Estamos más allá de El laberinto de la soledad, de El perfil del hombre y la cultura en México, de La fenomenología del relajo, de Conciencia y posibilidad del mexicano, de El Occidente y la conciencia de México, de Análisis del ser del mexicano, de El guadalupanismo mexicano, de El amor y la amistad en el mexicano, y de La vida familiar del mexicano. Y, sin embargo, continuamos fieles a esa idiosincrasia producto del mestizaje. Estamos lejos de ser totalmente mestizos o permanecer fieles al indigenismo. Permanecemos, como lo definió Emilio Uranga y rescató para nosotros José Manuel Cuéllar Moreno, Nepantla, en medio, ni acá ni allá, a medio camino.
Supongo que en realidad nos negamos a ser, a acuñar o ayudar a nacer una nacionalidad que nos permita o facilite identificarnos con nuestra historia, incluidos esos mitos que los neo historiadores consideran perniciosos. ¿A quién perjudica que El Pípila o Vicente Suárez o Francisco Villa disten mucho de ser lo que la conformación de criterios éticos requiere, porque lo que realmente necesitamos es la construcción moral y legal de una idea de patria, de un concepto de nación, del deseo de ir más allá de lo que aceptamos como muy mexicano, y recuperar la normalidad? La “mordida”, el cochupo, el cohecho, el arreglo amistoso, el que no transa no avanza, deben desaparecer de nuestro vocabulario, para que dejen de incidir en nuestro comportamiento.
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Félix Salgado Macedonio, Pío López Obrador, José Manuel López Beltrán, son el paradigma de eso que prometieron desterrar, enterrar junto con la costumbre fea de mentir, robar, transar. Servirse de los sobres amarillos y de los eufemismos, porque es así que el cochupo se convierte en aportación.
El solaz con el que los políticos de hoy, como los de ayer, disfrutan y disfrutaron engañarnos, no desaparece, se sofistica y se sirve de los sinónimos, a manera de que “los otros datos” disfracen la mentira constante y deliberada.
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