* Tras esfumarse sus esperanzas de ser candidato a la alcaldía de Pachuca y de llegar al Senado, ahora solo le queda la opción de repetir como diputado federal; el “hijo putativo” de ex gobernadores como Jesús Murillo y Osorio Chong, se aproxima a su ocaso político luego de estar relacionado con infinidad de fraudes y trapacerías en su calidad de funcionario de entidades como Pemex y la Semarnat
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
La frase, aunque con voz entrecortada, era típica entre priistas que veían esfumarse sus ilusiones: “No importa, yo soy soldado… ¡donde me pongan respondo!”.
Empero, no eran pocos los que se quedaban “chiflando en la loma”, rumiando sus frustraciones en la cantina o huyendo de los acreedores.
Sin embargo, en cuanto a Cuauhtémoc Ochoa, quien ya ve sombrío su futuro para 2024, el peor de los escenarios no le impedirá -salvo mejor opinión de las Contralorías y/o Fiscalias- pasarla no tan mal con los “ahorritos” salvados tanto como Subsecretario del Medio Ambiente y como diputado federal.
Entre tanto, Cuauhtémoc “pica piedra” con miras al 2024, como en los malos equipos de futbol, que salen a la cancha “al peloteo a lo que salga”.
Sus pretensiones para la candidatura de Morena para alcalde de Pachuca ya no se ven verdes, sino negras. La “segunda carta” en la forma de un escaño en el Senado, no está del todo segura y ya piensa -político previsor- reclamar, eso sí, con mucha enjundia, la reelección como diputado federal.
Ochoa, según muchos indicios, quizá base sus pretensiones en “su buena estrella”, porque su currículum se advierte plagado, rebosado, por trapacerías de toda índole, no obstante lo cual, anda tan campante, reclamando méritos para que la 4T le premie sus sacrificios.
Unos pocos botones de muestra: como Subsecretario de Medio Ambiente, organismos de la iniciativa privada de municipios del estado de Puebla, hicieron repetidos señalamientos acerca de extorsiones y chantajes de Ochoa, lo que trajo como consecuenciala cancelación de sus leoninos contratos realizado en eso de los residuos domiciliarios.
Eso fue paradójico, porque Ochoa, en 2018, como candidato de la coalición “Todos por México” (PRI-PAN-PVEM-NUEVA ALIANZA), rechazó “viejos cacicazgos” prohijados por el alcalde Julio César Ángeles, y señaló la “pérdida de empleos por inestabilidad política” y aprovechó para fustigar a políticos “capaces de saltar de un bando a otro” para seguir en el candelero.
Pero Cuauhtémoc tiene por ahí expedientes tan interesantes como cuando en 2016 -en sexenio peñanietista- fue inaugurada en San Pedro Cholula, Puebla, una planta de residuos sólidos con recursos del gobierno de Rafael Moreno Valle y de la Semarnat.
Sucedió que en esas fechas, Cuauhtémoc era Subsecretario de esa dependencia. Y fue cuando aparecieron personajes muy cercanos al funcionario al frente de la empresa PRO-FAJ, la que en licitación denunciada como irregular (por decir algo leve), obtuvo un contrato por 30 años con 23 ayuntamientos poblanos para el proceso de residuos sólidos.
Pero hubo denuncias por violaciones serias al procedimiento y los contratos se cancelaron.
Por otro lado, y no menor el asunto, Cuauhtémoc fue consejero de Pemex, también en tiempos de Peña Nieto, y aquí tenemos este dato:
En marzo de 2019, Martha Edith Rodríguez Acosta, en su calidad de apoderada legal de PEMEX y PEMEX-FERTILIZANTES, presentó denuncia formal de hechos contra varios funcionarios, el principal de ellos, Emilio Lozoya Austin, por el fraude cometido en el sobreprecio de 197 millones de pesos, en la compra de la planta Fertinal.
Entre otros acusados, se encontraba Cuauhtémoc Ochoa, como Subsecretario del Medio Ambiente, quien con su firma avaló el trafique.
Luego entonces, si Cuauhtémoc anda libre, es quizá por su “buena estrella”.
Dicen sus ex compañero del partido Verde: “Es un traidor, chaquetero y una simple veleta”, algo que sin dudada lo saben bien en Morena, pero una cosa es real, el hoy dirigente del Verde hidalguense Honorato Rodríguez Murillo mantiene un estrecha relación política con “Cuau”, y si hay algún pecado que pese sobre sus espaldas de estos dos personajes, es el haber sido los artífices para que fuera cancelada la alianza con Morena, cuando las elecciones a gobernador, eso lo saben y lo tienen sobre la mesa, en un escritorio de 4to piso.
Pero no son pocos en el mundillo político que señalan que esa “buena estrella” puede estar ya muy gastada (o apagada).
El que fuera hijo putativo del ex gobernador Jesús Murillo Karam y protegido del también ex mandatario, Miguel Ángel Osorio, empieza a probar el amargo sabor de la orfandad política. Sus días de vivir dentro del presupuesto, haciendo infinidad de trapacerías, llegan a su fin, para fortuna de los presupuestos públicos.