(Segunda parte)
Por María Manuela de la Rosa Aguilar.
La migración, un fenómeno que ha caracterizado a todos los tiempos desde hace miles de años y que ha contribuido al desarrollo del hombre en todos los aspectos, así como a su supervivencia, que fue el motivo original de su necesidad de desarraigo y que prácticamente podría considerarse que es parte de la genética humana, hoy día, que vivimos en un mundo globalizado y con una gran intercomunicación e interdependencia, la migración se ha convertido en uno de los grandes problemas, no sólo para los países más desarrollados, sino para otros que no lo están tanto, rebasando las capacidades de los estados para gestionar esta crisis de inmigrantes que inundan naciones enteras sin que pueda contenerse esta creciente ola de ingreso poblacional, normalmente irregular y no hay administración pública ni presupuesto que logre solventar las necesidades de estas personas, muchas de las cuales difícilmente pueden integrarse al país de ingreso, no sólo por el choque cultural y religioso, sino por la falta de una preparación que les pueda facilitar el que se integren al mercado laboral, aunado a lo cual, la barrera del idioma representa muchas veces un impedimento.
Para cualquiera de nosotros esto podría parecer descabellado, pero lo ilustro con casos reales, aunque nos parezca increíble: en Estados Unidos hay muchísimos residentes no nacidos en el país, muchos con décadas de haberse establecido, pero que sin embargo no han podido obtener la nacionalidad no sólo por no haberse asimilado a la cultura norteamericana, porque siguen manteniendo sus usos y costumbres nativas, sino porque no hablan Inglés y esto, aunque parezca increíble, es totalmente real.
Podemos ver por ejemplo en Los Angeles las áreas donde viven inmigrantes mexicanos, casas muy bien acondicionadas con todos los servicios y con una arquitectura típica del país, pero con jardines convertidos en chiqueros para cerdos, con gallineros y las azoteas llenas de chatarra, casas unifamiliares donde viven decenas de personas, lo cual no sólo es un indicador cultural, sino que afecta el paisaje urbano. Y a pesar de la normatividad local, esto sucede.
En Estados Unidos hay unos 50 millones de hispanohablantes. Otro caso para ilustrar es lo que ha llegado a suceder en el seno del Ejército Mexicano en las unidades habitacionales militares y es que, aunque parezca increíble, algunas familias no saben utilizar las instalaciones sanitarias ni la cocina, llegando a poner leña en lugar de usar la estufa; y estamos hablando de ciudadanos nativos de uno de los países más ricos del mundo.
¿Ahora podríamos imaginar lo que sucede en Europa cuando llegan personas provenientes de países extremadamente pobres, de zonas rurales, que huyen de la esclavitud, de la hambruna e insalubridad? Este es nuestro mundo, lamentablemente.
Ya en el 2015 más de un millón de personas cruzaron Europa corriendo grandes riesgos al haberse embarcado en viajes a riesgo de su vida, para huir de conflictos en busca de una vida mejor, pero esta oleada repentina e imprevista provocó una crisis humanitaria y política en el continente. Son miles los que han muerto intentando llegar por las costas; muchos han sido acogidos, pero ante la literal invasión de inmigrantes, algunos países se han visto precisados a cerrar sus fronteras.
La guerra en Alepo ha provocado la migración de miles de turcos hacia Europa, pero muchos de ellos, aunque cuentan con preparación profesional, no pueden conseguir trabajo, ya que requieren una serie de trámites para convalidar sus estudios y mientras, a sobrevivir
Del 2014 al 2019 la guerra de Siria afectó a Turquía por la migración, teniendo fronteras con Grecia y Bulgaria, se convirtió en una ruta de ingreso a la Unión Europea. En plena guerra, en el 2015 se registró un gran flujo de personas de Siria a Turquía y de ahí a Grecia, que no tiene las mejores condiciones para albergar a inmigrantes con la crisis económica que padece desde hace años, no obstante el financiamiento de la UE.
En Italia la migración constituye un gran problema, por su cercanía con el Norte de África, siendo un destino para los miles que se han atrevido a cruzar el Mediterráneo, un fenómeno muy similar al de los cubanos intentando llegar a Miami.
En Serbia se ha vuelto común ver a personas que llegan de Medio Oriente y toman la ruta de los Balcanes por el Norte a través de Grecia y Macedonia del Norte para llegar a Suecia o Alemania, que es el país preferido para migrar por considerarse un país hospitalario. De hecho, en el 2015 muchos alemanes recibieron a las personas que huían de la guerra con carteles de bienvenida y regalos. Ahora la situación es diferente, porque prácticamente Europa está siendo invadida.
Suecia también ha sido más que hospitalaria, pues no sólo ha dado refugio a quienes han huido de la guerra, sino que ha proporcionado sustento y educación para los hijos de los inmigrantes; sin embargo, éstos no han logrado integrarse, sobre todo los provenientes de países musulmanes, a quienes incluso se les han dado iglesias para ser utilizadas como mezquitas. Pero lo que ha sucedido es que se han creado especies de guetos en donde sólo los que ahí viven pueden ingresar, convirtiéndose en lugares peligrosos para los ciudadanos suecos y ni la policía puede intervenir en los casos cada vez más frecuentes de delitos. Y no sólo en ciudades, sino en las pequeñas poblaciones la gente vive con temor por el aumento de la delincuencia y un delito que no se había presentado en años, ahora se está registrando cada vez más, como es el de violación.
Por eso no resulta raro que, en las fronteras de los países europeos, desde los Balcanes, estén cada vez más vigiladas para tratar de que la inmigración se haga de una manera ordenada, pero ante la creciente llegada de migrantes, se han tenido que tomar medidas extremas como la instalación de vallas, este fenómeno no es privativo de Estados Unidos. En Hungría, Grecia, Macedonia, etc.
Así que este proceso no ha sido fácil, la oleada de migrantes ha generado una problemática, muy compleja, donde la tragedia es la constante. Se han encontrado cadáveres de decenas de migrantes a lo largo de todas las rutas, la dificultad de ingresar a Europa fue un gran incentivo para los contrabandistas y traficantes de personas, así que la delincuencia forma parte de este fenómeno, que no sólo es de Europa como hemos visto, sino mundial. Sólo en el 2022 murieron más de 5,600 migrantes. Y Europa tuvo que cerrar sus fronteras, por lo que sólo en Grecia más de 600,000 personas han quedado atrapadas.
No obstante que en un principio la población europea recibió con los brazos abiertos a los migrantes, esta actitud ha cambiado, al ver los resultados de una inmigración que más bien ha resultado en invasión, donde los titulares de los diarios refieren los delitos cometidos por los solicitantes de asilo, los ataques contra las mujeres, los ataques terroristas y los crímenes cada vez más frecuentes, han provocado la molestia y la ira de la población, que antes gozaba de una gran tranquilidad y seguridad pública, ahora la incertidumbre por la amenaza de ataques inesperados tiene atemorizada y por supuesto, la inmigración ahora es rechazada.
En vista de todo esto, el Parlamento Europeo está considerando un Pacto sobre Migración y Asilo, que es un proyecto legislativo con un enfoque global que pretende abordar todos los aspectos para gestión de la migración, por lo que se están proponiendo cinco leyes:
Un Reglamento de Control que establecería un procedimiento para la entrada, en donde se estudiaría el perfil del solicitante y se realizaría un control sanitario de seguridad.
Un nuevo Reglamento Eurodac, base de datos a gran escala que contiene las pruebas biométricas recogidas en el proceso de selección para contabilizar las solicitudes para evitar duplicidad, por ejemplo.
Un Reglamento de Procedimientos de Asilo modificado que establece dos pasos; un procedimiento fronterizo acelerado y uno tradicional.
Un Reglamento de Gestión de Asilo y Migración, que es un sistema de solidaridad obligatoria, que se activaría cuando uno o varios estados miembros se vieran sometidos a presión, ofreciendo tres opciones: reubicación, pago de una contribución y financiamiento al apoyo operativo.
Un Reglamento de Crisis que prevé las normas excepcionales que se aplicarían sólo cuando el sistema de asilo se vea amenazado por una llegada repentina y masiva de refugiados o por una situación de fuerza mayor como la pandemia del Covid-19, circunstancias en donde se aplicarían medidas más severas.
Pero la crisis es más que evidente viendo los números, pues según datos de la propia Comisión Europea: ya hay 23.8 millones de ciudadanos de países que no pertenecen a la UE. 38 millones han nacido fuera de Europa; para este año ya hay 36.4 millones de refugiados y en el 2022 ya había 62.5 millones de desplazados internos debido a conflictos y a la violencia.
Muchos son los factores que influyen y más las consecuencias que han afectado a toda Europa, pero en tanto, los políticos, como siempre oportunistas, no han dejado de aprovechar esta coyuntura, por lo que muy probablemente los gobiernos tiendan a gobiernos más conservadores a corto y mediano plazo.