Mauricio Carrera
Otra Nochebuena, otra Navidad entre la amorosa compañía y la pasmosa soledad, entre la ilusión del niño que fui y el descreimiento del adulto que soy, entre la ausencia de quienes han muerto o están distantes y mi tristeza de extrañarlos, entre los paisajes extranjeros y los ámbitos nacionales, entre poner árbol y tenerlo guardado, entre un hogar que perdí y otros que nunca han sido míos, entre saber que es una fecha más y entre sentirme afortunado de cargar de nuevo los peregrinos, de comer bacalao, caldo de camarón y romeritos, de ver piñatas y figuras de nacimiento en los mercados, de saber que la alegría es una luz de bengala en la mano, un santa claus eterno y no un momentáneo grinch, un abrazo bien dado a quienes nos significan amistad, familia, pareja, y una sensación de juguete muy ansiado como regalo por otro año más de echarle ganas a eso que llamamos vida.