Yo Campesino / ¿Qué presume?
• Fundamentales económicos estables, pero sin crecimiento; se van 350 mil mdp
Miguel A. Rocha Valencia
Dice el ganso que en economía todo está bien porque “tenemos” un peso ¿fuerte? ¿Crece el empleo? no hay recesión, hay muchos dólares tanto que las reservas internacionales andan por los 205 mil millones de billetes verdes y no se asoma en el panorama una posible recesión además que se estima un crecimiento para este año del 3.5 del PIB.
A simple vista todo está bien, pero no se dice la otra cara de la verdad y es que si tenemos un peso fortachón es simplemente porque se respalda en el ingreso “histórico” de dólares incluyendo los 110 mil millones que en dos años entraron por remesas y en la adquisición de documentos de deuda expedidos por el gobierno y que de 2023 a 2024 ascenderán a cerca de dos billones 300 mil millones de pesos. Esto se debe como anoté, a las remesas y a lo atractivo que resulta México para la compra de deuda ya que ofrece desde el año pasado intereses por arriba del 11 por ciento anualizados mientras que la FED varía de entre 2.5 a 5.4 sus tasas de acuerdo a la temporalidad de sus documentos.
Es decir van de la mitad a la cuarta parte de lo que hay en México, de ahí el interés por comprar deuda mexicana que paga mucho más del doble. Pero además tampoco nos dicen que al cerrar 2023 se fueron cerca de 350 mil millones de pesos que extranjeros liquidaron en documentos mexicanos por vencimiento, o los cambiaron a la mayor tasa actual de interés. Es decir que mucho de ese débito rondaba el cinco por ciento, lo liquidaron y lo cambiaron por documentos por arriba del 11 por ciento marcado por Banco de México.
Por eso cuando hablan del ingreso de inversión extranjera hay que tener cuidado porque desde el año pasado se está colocando a la tasa más alta de la historia y donde se cuentan los siete mil 500 millones de dólares que se acaban de colocar como parte del déficit autorizado por los diputados morenacos para este año y que sumará alrededor de 1.5 billones.
Se trata entonces de distinguir entre la inversión directa que efectivamente va en aumento por aquello del nearshoring que podría convertirnos en la mayor fábrica del mundo como le ocurrió a China que incluiría la explotación de nuestros recursos naturales, la especulativa que llega vía deuda gracias a los intereses que 11 por ciento o aquélla que sólo es sustitutiva de otra ya existente en el país, pero cambia de dueño, como ocurre con los bancos.
El tema es que esos 1.5 billones nos van a costar 11 por ciento anualizados y cuya amortización deberá contemplarse en el presupuesto junto con los vencimientos de los 110 mil millones de dólares de Pemex. Por eso habrá que estar muy atentos a las pretensiones del ganso por meterle mano “a una parte de las afores” porque el costo de la deuda externa e interna del gobierno, se va a ir para arriba. No olvidemos que el problema de la petrolera es tan profundo que ya le están transfiriendo fondos de la banca de desarrollo para pagar a proveedores como es el caso de Banobras que también financia el Tren Maya y a quien se le debe el avión presidencial el cual sigue pagando.
Pero además aun con el “crecimiento” del empleo la verdad es que se da más en el plano de la informalidad con 52 por ciento, en tanto que, debido a la inflación común y subyacente, los precios de hoy contra los del inicio de sexenio están a más del doble y por ello a pesar de los macroaumentos salariales, hay cinco millones más de pobres laborales a quienes no les alcanza el dinero para cubrir canasta básica y otros gastos incluyendo de salud.
Es decir, pueden presumir de muchos aumentos salariales, pero al final se reflejan en inflación, carestía general y eso engrosa las filas de la pobreza sobre todo alimentaria, sanitaria, recreación y en ahorro. Claro, no hay recesión como tampoco la hay en Estados Unidos. Más aún podrá presumir que este año el PIB crecerá al 3.5 por ciento, pero al final del sexenio a lo más que se aspira es a un promedio del 1.3 promedio, este sí pírrico por que tras ello hay una secuela de arbitrariedades, latrocinios y más de 800 mil mexicanos que no debieron morir por “ahorros” mal entendidos y pésima política en materia de salud. Entonces
¿De qué presume el mesías tropical si al final quedó peor que los neoliberales y utilizó la tragedia de cientos de miles de hogares mexicanos para manejar el presupuesto a su antojo incluyendo graves casos de corrupción? Usó la pandemia como él diría “anillo al dedo” como hoy le queda la masacre que vive el país y nos distrae de temas como el aquí descrito.