Luis Farías Mackey
No sorprende que Claudia presuma que ganó la ¡precampaña con ella en solitario! Expresa su ánimo, su asombro, su ninguneo.
Impersonando lo impersonable, simplemente se diluyó. Nunca fue “Es Claudia”: su modo de ser carece de ser, de entidad. ¿Es?
Ganó, pero no pudo meter un solo candidato. Ganó, pero Noroña tiene que ladrar por ella. Ganó, pero sus reclamos a la unidad suenan a chillidos de marrano. Ganó, pero qué.
Nada pudo resultarle más paradójico, su publicidad fue propia del antiguo testamento: “Yo soy el que soy”, dijo Dios a Moisés al entregarle los 10 Mandamientos y ella se vendió como: “Es Claudia”. La profecía es que ella era, pero nunca fue, siquiera, ella misma.
A nadie entusiasman los rounds de sombra, pero la urgencia de escenario terminó por mostrar a los enanos en sus tres tapancos. Ella por delante: la que más que tenía que perder terminó perdiendo de más.
Xóchitl, que tenía todo por ganar, cerró requiriendo aún mucho más y con lastres cada vez más pesados y compañías más gravosas.
Álvarez Máynez carga culpas, estrategas, tutores, retrasos y compadres en contra. Pero la cárcel regia en que se ha encerrado él solo se cierra desde dentro. ¡Lástima!
Los partidos han desbordado toda medida de aborrecimiento. Sus dirigentes llevan el trasero al aire. El crimen se ha hecho del territorio. Nadie se atreve a ser candidato. En ello no juega el derecho de piso, sólo imposición o muerte.
Los grandes medios lamen lo azufroso del valido de palacio. Los locales simplemente mueren entre violencia, indiferencia e indefensión.
Las redes desciudadanizan a todos. El mexicano masa desfallece en desesperación, desesperanza, frivolidad y hartazgo. Solo y su App.
Las autoridades electorales no tienen ni el respeto de sí mismas. Son eméticas.
Hasta el sátrapa teme caminar por las calles, en su caso por miedo al reclamo popular y a los derrumbes del sexenio.
Las Fuerzas Armadas, al igual que Claudia, simplemente “desaparecieron”. Nadie sabe a ciencia cierta qué son hoy. ¿Son?
A la Guardia Nacional solamente le falta poner un huevo y hacer efectiva la seguridad pública y nacional. Todo lo demás ya lo ha hecho y mal.
“No robar, no mentir, no traicionar” fue desplazado por el trío filial e infernal… y su “Clan”.
Por fortuna ya terminaron las precampañas donde nada se jugó, salvo tal vez la razón. Ahora viene el limbo de las intercampañas, otra aberración de nuestra partidocracia para seguir hartándonos, violando la ley y cavando su tumba.
Esto aún no empieza y el agotamiento es general.
Ya ni la lucha libre es creíble.