La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Lo nuevo, es convertirse en el teórico del sinsentido
Movimiento Ciudadano, es un partido (repositorio de chapulines de toda laya), propiedad, hasta ahora, de un político de vieja cuña: Dante Delgado.
Ambicioso en grado máximo, Delgado a mercantilizado el quehacer de la franquicia, a tal nivel, que más importante que las ideas, pueden ser un estribillo o unos tenis de color naranja, la propuesta es, justamente eso: la ausencia de propuestas.
Un video, un rostro dentro de los cánones de la belleza occidental, son prioridad para el veracruzano, la inteligencia, es un mal necesario para un hombre que pretende llegar al poder con base en la instantaneidad.
Este pretendido kirsch electoral, es una muestra plena de como se ha vulgarizado la ‘filosofía’ de la nueva partidocracia: conciben al ciudadano como un autómata, que es dirigido a partir de flashazos en modo slogan.
Dante y sus esperpénticos corifeos, como Samuel García y su esposa, Mariana Rodríguez, son un ejemplo de la irrupción del pensamiento débil en la escena política, la banalización de los acuciantes problemas que aquejan al país.
¿Tiene problemas para llevar la comida a casa? ¿no tiene para las quimioterapias de su hijo? ¿está desempleado? ¡no se preocupe! diga fosfo-fosfo y la solución vendrá.
El clásico tuvo razón en su pronóstico: el cinismo se apoderó de la clase política.