Joel Hernández Santiago
Al fin el jueves 18 de enero terminaron las precampañas de los tres representantes de las coaliciones y alianzas oficialmente reconocidas por el Instituto Nacional Electoral, con rumbo a las elecciones nacionales del 2 de junio de este año de temblorina política.
Una más, otros menos, pero tuvieron tiempo para mostrar sus arrestos, sus encomiendas, sus virtudes, sus capacidades y su voluntad de servir ‘por encima de todo’ a la Nación, “¡Y si no, que la Nación se los demande!”… según juran y requeté juran al asumir algún cargo.
Aunque la verdad, que se sepa, a ningún político, de presidentes municipales, gobernadores o presidentes, la patria les ha demandado nada y los han dejado hacer y deshacer a su muy regalado gusto. Así que, de todos modos lo que escuchamos por estos días hasta el jueves pasado es el canto de las sirenas a Ulises en su travesía hacia Ítaca.
Cada uno lanzó su cuarto a espadas y dijo y desdijo; acusó; señaló; prometió; demandó y tienen una encomienda la victoria electoral. Tanto la señora Corcholata (Morena-PT-Verde), como Xóchitl (PAN-PRD-PRI) que va en solitario y el señor Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano, quien deja ver que su inspirador político es el gobernador de Nuevo León, Samuel García –y sus zapatitos color naranja y las cervezas y la botana– y no Dante Delgado; que su lucha –dice, aunque haga otra cosa–, es contra Claudia… y así la feria y su jugada.
Pero ya. El primer trago amargo ya lo pasamos los mexicanos. Cada uno de ellos tiene grupos de estrategas políticos que les aconsejaron el qué decir, cómo decir, cómo aclarar, cómo acusar, cómo enfatizar y precisar y hasta cómo vestir –a Xóchitl ya le quitaron los huipiles, por ejemplo-… Son los mismos que les aconsejarán en lo que sigue… ¿Qué sigue?
Pues según las leyes electorales a partir del 19 de enero y hasta el jueves 29 de febrero hay veda electoral. Hay un periodo que denominan Intercampañas y durante el cual hay prohibiciones a partidos políticos, candidatas y candidatos para que no hagan proselitismo, el cual podrán hacer a sus anchas a partir del primero de marzo y hasta los días previos al día de las elecciones.
De hecho, queda claro qué se puede y qué no se puede hacer —sobre todo para las candidatas a la Presidencia Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez.
El objetivo de la inter campaña –según la Ley- es que los partidos terminen su etapa de preparación frente a las elecciones y resuelvan los pendientes internos para seleccionar a sus candidatos.
En poco más de un mes los aspirantes a ser presidentes, como otros candidatos a puestos de elección popular no podrán –decíamos- hacer proselitismo personalizado y el llamado al voto para los candidatos y las candidatas; no podrán participar en debates, comerciales o mesas de análisis con otro o más candidatos; no habrá forma de que hagan declaraciones para descalificar a sus contrincantes.
Lo que sí pueden hacer es: Difundir propaganda política para informar –de manera general- los valores y principios de los partidos políticos; los partidos, candidatos y candidatas pueden promover la participación ciudadana para ir a votar (Ojalá esta vez sí salgan las multitudes renuentes a votar; es muy importante) y podrán transmitir spots en contra o a favor del gobierno del presidente López Obrador, pero sin mencionar ni a partidos ni a candidatos.
Eso es lo que en general marca la Ley electoral pero, sin duda, como ya hemos visto hasta hoy… “no me vengan con que la ley es la ley”, y entonces cada uno por su lado buscará la forma de llevar agua a su molino electoral…
… Y descalificar a sus adversarios de una u otra manera y saltarse las trancas legales por resquicios utilizables o aguantar multas o sanciones, que a fin de cuentas los que pagamos somos los contribuyentes. A menos que les retiren el registro como candidata o candidatos, lo cual –a como están las cosas- no ocurrirá.
Aparte está la participación que ocurre en las distintas redes sociales que ahora son las que rifan en eso de calificar, descalificar, agraviar o ensalzar, maldecir o bendecir, acusar o perdonar… Todo ahí, y es ahí donde se librará la batalla ajena a cualquier restricción legal-electoral.
Ahí no serán los candidatos los que digan y hablen y participen y acusen o descalifiquen al adversario en este lapso: Serán las almas puras con ideas propias, pero sobre todo estarán los ejércitos de cada uno en la lucha cuerpo a cuerpo en las “benditas redes sociales”, así denominadas por el Presidente de México hace tiempo.
También está por ahí otro batallón que no entiende de vedas electorales o intercampañas. Es el batallón que ya tiene dispuesto imponer de forma violenta a quién sí quieren en el gobierno y evitar a toda costa a quien no quieren que gobierne en cada una de sus zonas de interés.
… Ya disponen de sus cuadros de gobierno para favorecer sus intereses particulares y criminales. Ya están ahí; están alerta. Saben que nada les pasará ante esta actitud violenta. El tema es ¿cuál es la tarea de la Guardia Nacional y el Ejército y la Marina para evitar tragedias que ensombrecen y dañan a la incipiente democracia que tenemos en México?
En todo caso ahí está ya la veda electoral. La intercampaña. El silencio aparente. El “silencio… que están durmiendo, los nardos y las azucenas…” ¿Será?