El Ágora
Octavio Campos Ortiz
Contrario a lo que la gente supone, el mayor riesgo que correrá la humanidad durante los próximos dos años, no será la paz mundial ni las crisis económicas, el hambre o las pandemias, sino las consecuencias de la mala información o la desinformación. El uso que hagan los gobiernos y los poderes fácticos -como grupos de presión-, provocarán una infodemia o posverdad de consecuencias extremadamente negativas para las sociedades y las democracias.
El comunicólogo y directivo de la Universidad Anáhuac, Josu Garritz Alcalá, realizó un espléndido análisis de las conclusiones que se presentaron en el Foro Económico Mundial de Davos sobre la 19 edición de The Global Risks Report 2024 y su desolador panorama en el futuro de las comunidades.
Garritz Alcalá comenta que la Encuesta Global de Percepción de Riesgos Globales incluye las opiniones de mil quinientos líderes mundiales de la academia, los negocios, el gobierno, la comunidad internacional y la sociedad civil, además de las de 200 expertos temáticos. Todos concluyeron que el mayor riesgo que hoy enfrenta la humanidad es malinformar y desinformar, lo que genera incertidumbre, división, polarización, rompimiento, confusión y evasión, entre otros factores que provocan efectos negativos en individuos y en sociedades.
El estudio señala:
Riesgo Global Inminente: Desinformación e información errónea son los riesgos globales más graves previstos para los próximos dos años.
Influencia en Procesos: Se prevé que a partir de este año 3 mil millones de personas (40 por ciento de la población total del orbe) participen en elecciones, incluidos México, Bangladesh, India, Indonesia, Pakistán, el Reino Unido y los Estados Unidos. La desinformación podría comprometer la legitimidad de los gobiernos electos y desencadenar disturbios que podrían ir desde protestas violentas hasta actos de terrorismo.
Polarización de la Realidad: Las percepciones sobre la realidad tenderán a polarizarse y afectarán el discurso público en áreas como la salud y la justicia social.
Aumento de la propaganda y la censura: En la medida de que la verdad se vea comprometida, se espera un aumento en el uso de la propaganda y la censura por parte de los gobiernos. Esto podría llevar a una mayor restricción en la libertad de internet, prensa y acceso a fuentes de información, amén de fomentar una represión más amplia del flujo de información.
La desinformación y la mala información -apunta el funcionario de la Universidad Anáhuac-, son tácticas y, peor aún, estrategias para manipular y simular libertades individuales.
En este espacio hemos advertido de los efectos negativos no solo de la propaganda, sino de las estadísticas inducidas, de la filtración de información o notas falsas, de la infodemia -saturación de información con la intención deliberada de difundir datos erróneos que provoca una percepción confusa de la realidad que contribuye a la destrucción del tejido social-, y de la posverdad -distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en las actitudes sociales-.
México no es ajeno al riesgo del que advierten los especialistas del Foro Económico de Davos y del que nos alerta Josu Garritz, ni tenemos que esperar dos años, ya vivimos esa peligrosa realidad. El gobierno de la 4T se ha encargado de mantener perversamente obnubilada a la población para imponer un proyecto político en el cual se administra la pobreza como destino manifiesto. La desinformación, la mala información o la posverdad no son estrategias nuevas, ya la propaganda goebbeliana en la Alemania nazi o el control fanatizador y doctrinario en la dictadura del estalinismo soviético demostraron el peligro de deificar a los líderes.
El riesgo ya es inminente en nuestra realidad social, pero la actitud destructora de la 4T para demoler la democracia y las instituciones republicanas del Estado de Derecho no debe pasar el escrutinio del 2 de junio. La sociedad debe despertar.