Son muchos los abogados que en ocasiones manejan el latín. Eso ya es muy sabido. Hay que leer lo bien que les queda. Por eso hay que escribir que cuando el gobernante no acata la Constitución, ni tampoco combate a la narco-política por defender intereses obscuros, se debe decir en latín que: difficillimun est homines amplissima fortuna ditatos legibus constinere (es difícil hacer acatar las leyes a los gobernantes enriquecidos. ¡Qué elegancia para decirles ignorantes corruptos!. Algo fundamental es un prius y cuando se trata del bien de la República hay que indicar favor republicae.
Los narco-políticos en el neoliberalismo y en ésta Cuarta Transformación de la Nación, han resultado beneficiados por la insana política de aplicar el conocido principio in dubio pro reo y la insana actitud de dar “abrazos y besos a la delincuencia”. Y todo ello con perjuicio de la justicia mutatis mutandi.
Las protecciones a los políticos delincuentes se vienen concediendo por una causa no aprobada en los Códigos Penal y Nacional de Procedimientos Penales, los cuales especifican que con su aplicación en caso de no ser inocentes deben de ser encarcelados. Dura lex, sed lex.
Para obtener esas sentencias condenatorias se dice –esta es una de las expresiones favoritas de los abogados— que se precisa la existencia del fumus iuris. El humo del buen derecho. ¡Qué bonito si se utiliza!. No con un aliento, con un aroma, si se aplica con todo el rigor de la ley.
A la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, le parece, sólo le parece, que el vetusto Fiscal General de la República y consecuentemente el Primer Magistrado de la Nación, no conocen esas expresiones; no saben latín, ni entienden nada de nada. Como tampoco comprenden que juraron respetar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
También es parecer de la abogacía independiente de la República que nuestra Suprema Ley comunica a todo México, a los entendidos y a los no eruditos, de la forma común en que se debe gobernar, resultando ser ello el respeto irrestricto que se debe de tener al contenido y espíritu de nuestra Carta Magna, hasta las autoridades –por muy iletradas que sean– están llamadas a entenderlo. Nuestro Pacto Federal no tiene lenguajes secretos ab intra; desde sus adentros ordena justicia rápida y efectiva en el arábigo 17.
El ateneo de estudios jurídico-penales, no se explica, no comprende el porqué Andrés Manuel López Obrador a todas horas y en diferentes tonos refiere: “mi política es por el bien del pueblo” y, sin embargo, no aplica el viejo adagio jurídico que refiere: “salus populis, suprema lex est”. (la salvación del pueblo está en la aplicación de la Constitución).
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México.