La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Como dice su patrón, es un político de principios, pero, de esquizofrenia y de Peter
Cuitláhuac García, quién ostenta el cargo (no las funciones), de gobernador de Veracruz, es un hombre que, como estilo personal, tiene la costumbre de ausentarse de la realidad, la negación de la misma, es su respuesta cotidiana ante la incapacidad de asumir los problemas propios de su encargo.
En este contexto, por ejemplo, la alcaldesa de Acayucan, Rosalba Rodríguez, denunció en el escuchado programa radiofónico, de Ciro Gómez Leyva, que grupos criminales intentan hacerse del control gubernamental del municipio, es decir, manejar el Cabildo.
Sin embargo, ante la gravedad del tema, que fue escuchado en todo el país, el Cui salió a descalificar a la edil, a decirle que si no podía que renunciara y una serie de barbaridades que describen otra de las tragedias de la entidad: no hay quehacer político.
La señora afirmó, con todas sus letras, que sólo hay diez policías municipales y que, la Marina, que estaba a cargo de la seguridad, había disminuido su presencia. Para una población de más de 80 mil habitantes y 441 comunidades, la decena de municipales es irrisoria, por lo tanto, requieren el apoyo decidido del gobierno estatal, pero no, recibieron un portazo de respuesta. ¿Qué hacer?
No recurriremos a elaborados terminajos de Ciencia Política, para hacerle una sugerencia señor gobernador, únicamente, al refranero bíblico, recuerde: hay tiempos de tirar cohetes y tiempos de recoger varas.