* La diputada del PRI se rasga vestiduras, pero ignora complejidad de la distribución en un intento más por evitar que su partido se hunda electoralmente; además, busca sorprender a los hidalguenses asumiendo una defensa hídrica del Estado, cuando en el 2015 nada dijo en la intención de David Korenfeld, titular de la Conagua en el gobierno de Peña Nieto, por impulsar una ley para entregar el agua a empresas locales y extranjeras
SILOGISMOS
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Era el 2015 y en el cenit del sexenio entreguista y privatizador de Enrique Peña Nieto, el titular de la Comisión Nacional del Agua, David Korenfeld, buscaba imponer con el apoyo de los diputados y senadores priístas en el Congreso, una ley que buscaba legalizar la entrega del agua de nuestro país a empresas nacionales y extranjeras.
La férrea oposición legislativa impidió que tal atentado se concretara y la llamada Ley Korenfeld quedó como un intento priísta de dotar de no más de 20 litros diarios –una cubeta—a los mexicanos pobres.
Y ahora que la diputada Carolina Viggiano salió a enarbolar la bandera en defensa del agua en Hidalgo, vale preguntarle: ¿qué hizo en 2015 para oponerse a la nefasta ley engendrada cuando su partido aún estaba en el poder?
Pero ahora, como una muestra más del oportunismo de sus agónicas siglas partidistas; con grandilocuencia, acusó a la capital del país de tratar a la entidad como “patrio trasero” y prometió “defender los recursos del estado”.
Es claro que el problema del agua da mucho para la demagogia fácil, recurso muy socorrido por los políticos acostumbrados a los cuentos trillados, pero “pegadores” en el público.
Pero se trata de asuntos algo más complejos que los estridentes discursos de plazuela.
Doña Carolina pega de gritos por “saqueo del agua de Hidalgo hacia CDMX”, a la vez que exhibe recursos retóricos tan precarios, que recurre a la viejísima frase patriotera del “patio trasero” (gastadísimo rollo patriotero en relación con EU) y que “se han llevado nuestra agua desde 1977” y claro que no perdona la acusación tremebunda: “Nos quitan el agua limpia y nos devuelven el agua sucia”.
¿Y SI PROTESTAN LOS VERACRUZANOS?
Pero los asuntos hidrológicos no son tan simples. Peor aún: hay hechos concretos que obligarían a Carolina a recomponer -si acaso no enmendar- el total de sus acusaciones, como sería el caso de que en Hidalgo hay zonas de la sierra que se abastecen con agua de manantiales de Veracruz.
¿Qué haría Carolina si los veracruzanos reclamasen a Hidalgo robo de agua?
El director de la Comisión Estatal de Agua y Alcantarillado (CEAA), Juan Carlos Chávez, aclaró ese punto y añadió que lo mismo sucede con la presa Infiernillos, de Zimapán, que abastece a Querétaro.
Citó además el caso muy ilustrativo de Tepehuacán de Guerrero, municipio gobernado por el hermano de la diputada Viggiano, ubicado sobre el acuífero de Orizatlán, con disponibilidad de 4.19 millones de metros cúbicos al año, y aunque tiene disponibilidad, el municipio no tiene concesiones subterráneas.
En cambio, tiene 218 concesiones superficiales para agua potable, pero ninguna subterránea.
Los recursos hídricos de la zona se distribuyen así: para acuacultura, 63, 072 m3 al año; uso pecuario, 29,309; uso agrícola, 228, 483; diferentes usos, 84,150 y para uso público urbano, 1 millón 507 mil 84 metros cúbicos al año, para un total de un millón 912, 079.82 metros cúbicos.
Este tipo de información podría obtener la diputada antes de vociferar lugares comunes.
La historia reciente, que está a la vuelta de la esquina, muestra que la demagogia hídrica de la priísta, está condenada a hacer agua…