Por Claudio De la Llata
Tras el anuncio de las listas de los candidatos a diputados federales por parte de la alianza de la 4T, un mar de reclamos han caído en contra de Mario Delgado Carrillo, por el excesivo pragmatismo con el que, junto con la dirigencia nacional de MORENA, elaboró las listas, en las que no aparece nadie de la vieja guardia de izquierda, ni de la izquierda histórica; mucho menos de los fundadores de MORENA.
Tal hecho sólo se justifica, con la última declaración de Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que quizás, y su partido y movimiento, se “tire” a una política de centro el sexenio próximo, en la que la izquierda no cabe; y lo que es peor, tal vez esto devenga en que finalmente, pudiera tratarse de que al final del día, MORENA y sus aliados, terminen haciendo política de centro-derecha.
Lo curioso de todo esto, es que se da en el peor momento de la gobernanza en materia de seguridad, en el peor momento de las encuestas, en donde hay un cruce de cifras, y bien pudiera ir empatando ya Xóchitl Gálvez a Claudia Sheinbaum por los magros resultados del proceso de selección de candidatos, pues salvo Clara Brugada, el resto de los candidatos a gobernar las 10 ciudades más grandes de México, ninguno proviene de las bases de MORENA, y lo que es peor, los puestos de las dirigencias estatales están en manos de ex priistas, lo que hace considerar seriamente en el análisis, de que la idea de Claudia Sheinbaum es llevar a MORENA a una política centrista, lejos de una política de izquierda.
Igualmente pasa con las plataformas políticas, pues la presentada por Claudia Sheinbaum y MORENA, distan mucho de las presentadas por Andrés Manuel López Obrador en 20128, lo que hace pensar que algo raro está pasando, pues fuentes cercanas a la embajada de Estados Unidos en México, manifiestan que la tranquilidad de Washington reside, en que aparentemente se pactó supuestamente con López Obrador, que lo dejarían gobernar a su partido, siempre y cuando garantizaran pasar de una política de centro-izquierda, para transformar sus paradigmas y configuración e imagen, a un partido de centro.
Del mismo modo parecen las 10 presidencias municipales con más población en el país, donde vemos rostros del PRI y rostros del PAN, con el caso de Puebla con su candidato a la alcaldía, Pepe Chedraui Budib, y con Rommel Pacheco por Mérida Yucatán, proveniente del PAN, e igualmente pasa con Monserrat Caballero en Tijuana, quien se disputa la candidatura con Erick el Terrible Morales; y más allá, con Chema Martínez en Guadalajara, quien era diputado del PAN.
En el análisis situacional tan sólo de las 10 ciudades más grandes del país, la constante es la misma, con el falso argumento de la “competitividad” se han privilegiado a perfiles, en el mejor de los casos ajenos, y en el peor de los casos antagónicos, a la plataforma política de MORENA, esto da al traste con la aspiraciones del aún inquilino de palacio nacional, y pese a lo anterior, las cosas no parecen cambiar mucho en otros puestos de elección popular.
Es importante decir que dicha política de cambio de paradigmas en MORENA, traerá como resultado, efectos y eventos no deseados en la elección del 2024.
Hay añadir además, de que lo anterior podría hacer suponer un suicidio político, pues los priistas que entraron, jamás le regresarán el control de dicho instituto político a los fundadores de MORENA, y al perder su esencia, correrá la misma suerte del PRD.
Finalmente, basta decir que se acerca una elección de estado, de un partido que cuando retenga el poder ya no será de izquierda, pues los que lo representarán, tienen otro perfil, otra misión, otra visión, otros intereses, otras metas y otro jefe político…