Por: Tomás Rojas Madrid
La vieja política, arraigada en métodos y prácticas tradicionales, se enfrenta a un desafío ineludible en la era digital. En un contexto donde la comunicación política se desenvuelve en un entorno cada vez más dominado por las redes sociales y la tecnología digital, es evidente la necesidad de un replanteamiento profundo de las estrategias políticas convencionales.
La brecha entre la comunicación política tradicional y las demandas de los medios digitales es cada vez más amplia. Ya no basta con tener un perfil “oficial” en las redes sociales; la simple transposición de métodos comunicativos tradicionales al ámbito digital resulta insuficiente y poco efectiva. Esta desconexión se manifiesta especialmente entre las nuevas generaciones de adultos jóvenes, quienes demandan un lenguaje político adaptado a los códigos y dinámicas propias de las plataformas digitales.
En este sentido, la ciberpolítica emerge como un campo crucial en la estrategia de comunicación política contemporánea. Los políticos se ven desafiados a navegar en un entorno digital caracterizado por la inmediatez, la espontaneidad y el dinamismo, cualidades a las que la política tradicional no está acostumbrada. La adaptación a este nuevo paradigma implica no solo una transformación en la forma de comunicar, sino también en la actitud receptiva hacia la interacción con los ciudadanos en línea.
El gobernauta debe ser ágil y dinámico, capaz de comunicar de manera efectiva en los entornos digitales y convertirse en un “influencer” en el sentido más amplio del término. Esto implica la habilidad para transmitir mensajes concisos y relevantes en lapsos de tiempo reducidos, así como la disposición a interactuar bidireccionalmente con los seguidores, ya sea a través de transmisiones en vivo, respuestas a comentarios o la solución de problemas en línea.
El equipo digital que apoya al gobernante debe desempeñar un papel fundamental en el análisis del impacto y las reacciones de las medidas gubernamentales en las redes sociales. Esto incluye el uso de herramientas como el social listening y la analítica avanzada para comprender y responder eficazmente a las demandas y preocupaciones de la ciudadanía en línea.
La segmentación y microsegmentación de audiencias también se revelan como prácticas esenciales para alcanzar una comunicación efectiva en redes sociales. Adaptar el mensaje a cada segmento de la población, hablando su propio lenguaje y abordando sus preocupaciones específicas, se vuelve imperativo para garantizar la relevancia y el impacto de la comunicación política en este contexto digital.
Asimismo, la gestión de la reputación online emerge como un aspecto clave en la estrategia de comunicación digital. El análisis de comentarios y reacciones en redes sociales proporciona valiosos insights para orientar los mensajes y construir una imagen pública sólida y coherente.
La comunicación política en la era digital demanda un cambio de paradigma. Aquellos políticos que logren comprender y aprovechar las dinámicas de las redes sociales, el uso inteligente de herramientas analíticas y la personalización del mensaje serán los que destaquen en la arena política digital, alcanzando una mayor influencia y conexión con la ciudadanía. Sin embargo, es probable que los políticos sigan utilizando de manera ineficaz las redes sociales, alejándose de las demandas y expectativas de la ciudadanía en línea.
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