SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez
La llegada del Tren Interoceánico despertó el interés de personas que gustan de viajar y conocer México, por lo que entre sus planes de hacer turismo está hacer el viaje de Coatzacoalcos a Salina Cruz; sin embargo, al momento de informarse a fondo llega la desilusión al enterarse de que en un trayecto de más de siete horas no hay ningún destino para visitar. Pero esto debería ser el motivo para, además de los Polos de Desarrollo, elaborar un plan para impulsar el turismo en la región del Istmo de Tehuantepec.
Impulsar el turismo en las regiones petroleras es un reto difícil de lograr, toda vez que aun cuando hay riquezas en recursos naturales, toda la economía depende de los empleos y servicios generados por la industria de los hidrocarburos o la petroquímica. Es difícil atraer a un turismo nacional y ya ni se diga internacional, de modo que se reduce nada más a un mercado de turismo regional, que llega atraído por algunas ferias o eventos especiales organizados por los ayuntamientos o el gobierno estatal.
Debido a la gran influencia cultural y social de familias istmeñas que se han integrado a esta región, sobre todo por su gastronomía tan rica y variada fusionada con la cocina veracruzana, el sector turístico es un área de oportunidad que se puede explotar, que ofrece oportunidades económicas y que se conviertiría en detonante de la vida comercial de una ciudad o región como es el caso de Coatzacoalcos, que aun cuando cuenta con la infraestructura suficiente para recibir a los visitantes, todavía no ofrece atractivos turísticos que le den un plus a los turistas.
EL TURISMO EN UNA REGIÓN PETROLERA
Está muy claro que no es una tarea fácil impulsar el turismo en una región petrolera, porque se requiere de una planificación estratégica, implementando acciones como son la preservación cultural, la conservación del medio ambiente y la creación de infraestructura adecuada.
Dentro de la rama turística hay una serie de aspectos que se deben de tomar en cuenta y de analizar para decidir el tipo de turismo que se va a promover. Entre estos tipos hay una diversificación que se puede elegir: el Ecoturismo o Turismo de Aventura, Turismo Cultural, Turismo de Playa,
Ecoturismo y turismo de aventura. – Contempla actividades que puedan atraer a turistas que gustan de experiencias al aire libre y en contacto con la naturaleza como son el senderismo, avistamiento de aves y rafting o simplemente disfrutar de las playas, las cascadas y los ríos.
Turismo cultural. – Organización de eventos para quienes gustan de la cultura, los festivales y la gastronomía regional, incluso se podría promover la construcción de un museo del petróleo.
Turismo deportivo. – Organización de eventos deportivos como maratones, ciclismo, torneos de pesca o de lanchas.
INFRAESTRUCTURA TURÍSTICA
Evidentemente para recibir a los visitantes con fines de esparcimiento se requiere contar con una infraestructura turística adecuada, para lo cual ya se cuenta con suficientes hoteles, restaurantes y servicios de transporte; sin embargo, haría falta promover el turismo y apoyar a los prestadores de servicios que han pasado por una situación muy difícil y algunos se encuentran en el abandono, mientras que otros han tenido que cerrar temporal o definitivamente. Sería necesario también mejorar la conectividad tanto de servicio de autobuses como de líneas aéreas, que en el caso de las aerolíneas están tan caros los pasajes que resultan inalcanzables para las familias, por lo que resulta urgente abrir vuelos de aerolíneas de bajo costo.
Con el impulso al turismo se puede transformar la economía, crear empleos y mejorar la calidad de vida de la población, dando una nueva imagen a Coatzacoalcos no nada más en la región, sino también en el estado y a nivel nacional, quitándole el estigma de ser nada más una ciudad petrolera con un rostro industrial.
IMPULSAR EL TURISMO EN COATZACOALCOS
Coatzacoalcos ya cuenta con algunos atractivos que podrían servir para atraer visitantes, que permitan tener una derrama económica constante en este sector que no ha sido bien atendido todavía, toda vez que la vida económica de la región solamente se ha enfocado en atender a los visitantes que llegan por cuestiones de trabajo, específicamente relacionado con la industria petrolera y petroquímica.
Entre los atractivos que ofrece Coatzacoalcos están el Paseo de las Escolleras, las playas que están frente al Malecón Costero, las de Jicacal y Playa Linda; las cascadas de San Pedro Soteapan; el parque ecológico de Jaguarundi; el Centro de Convenciones y el Teatro de la Ciudad; la Casa de Cultura y el Estadio Hernández Ochoa; el Faro de Villa Allende y los paseos en lancha.
Por supuesto que es necesario aumentar la oferta turística, para lo cual se debe comenzar por mejorar la imagen urbana de la ciudad, modernizar y reglamentar el Malecón Rivereño, mejorar la infraestructura turística para que la visita sea más cómoda y atractiva, brindando apoyo a los hoteleros que lo requieran, impulsar la creación de corredores gastronómicos para promover la rica gastronomía propia de la región istmeña, mejorar las áreas de recreación como son los parques y paseos, ofreciendo también un servicio de transporte digno y confiable.
Para brindar un buen servicio a los visitantes es necesario capacitar al personal del sector turístico, para que la experiencia sea de calidad, mejorando la hospitalidad, la conservación de patrimonio natural y cultural y de la señalización de las calles y avenidas.
En efecto no será una tarea fácil mejorar y crear atractivos turísticos para atraer a los visitantes, pero todo es posible si el gobierno se lo propone. En el pasado se ha hablado de proyectos que han quedado en simples ideas, pero que bien podrían rescatarse para tener algo más que ofrecer a los visitantes. Uno de los proyectos fue la construcción de un acuario, la habilitación de un barco museo (El Aldebarán), la construcción de un museo del Petróleo y la organización de eventos deportivos, musicales y culturales que traerían turismo permanente y generarían una derrama económica en un sector que no ha sido tomado en serio por los gobiernos pasados.