* Sí, a pesar de que allá hicieron mutis, aquí continuará sacando raja política, porque le dieron elementos para hacer lo que mejor sabe hacer: denostar y difamar. Ustedes, después de haber visto una y mil veces el video del Señor de las Ligas, de Carlos Imaz, o recibir billetes a sus hermanos, en sobres amarillos, o constatarse el tráfico de influencias de sus vástagos, ¿creen que Andrés Manuel López Obrador es absolutamente incorruptible?
Gregorio Ortega Molina
La diplomacia entre México y Estados Unidos nunca ha sido tersa. Cuando alguno de los jefes de Estado procede de manera que inquieta a su contraparte, o lesiona los intereses logrados en acuerdos bilaterales, o afecta a los poderes económicos o propicia urticaria en los convenios mudos y tácitos logrados con la delincuencia organizada, se producen errores para enmendar la relación, sin ir más allá. Equivale a un estate quieto de un presidente de la República a otro, de un poder imperial al hermano menor.
Aunque pareciera que el propósito de la filtración de la DEA a la financiación (real o ficticia) del cártel de Sinaloa a Andrés Manuel López Obrador, para la campaña de 2006, fue hecha para dar pie a lo que mejor sabe hacer el presidente de México: culpar a la mafia del poder, al Innombrable, de todo lo malo que ocurre a México, todo el daño causado a los mexicanos. El único exonerado de su propia corrupción es AMLO.
Refiere Contralínea: “La filtración de información falsa que hizo el Departamento de Estado a través de la DEA pudo estar auspiciada por el expresidente Carlos Salinas de Gortari y el empresario Claudio X González Guajardo –líder moral del PRI, PRD y PAN–, consideró Andrés Manuel López Obrador. Ello, en el contexto de la reapertura del caso Colosio, magnicidio ocurrido en el sexenio salinista. (¿Tanta influencia tienen?)
“¿Qué es lo que pienso? Que este periodista [Tim Golden], muy vinculado con algunos agentes o exagentes de la DEA metidos en esos sótanos del poder con Claudio X González, [Jorge] Castañeda, [Héctor] Aguilar Camín, porque fue corresponsal del New York Times, pues lo contrataron o lo convencieron de que les ayudara a hacer esa investigación, entre comillas, que armara esta difamación, el montaje, un golpe. Pero miren lo que pasó: nada. Nada. Nos hacen lo que el viento a Juárez”.
Pero a pesar de que “Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores, afirmó que la investigación de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) sobre los presuntos nexos del presidente Andrés Manuel López Obrador con una organización criminal es un asunto cerrado para el gobierno de Estados Unidos, la asesora de seguridad de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood-Randall se lo informó al presidente López Obrador en una reunión privada que sostuvieron en Palacio Nacional”.
Sí, a pesar de que allá hicieron mutis, aquí continuará sacando raja política, porque le dieron elementos para hacer lo que mejor sabe hacer: denostar y difamar. Ustedes, después de haber visto una y mil veces el video del Señor de las Ligas, de Carlos Imaz, o recibir billetes a sus hermanos, en sobres amarillos, o constatarse el tráfico de influencias de sus vástagos, ¿creen que Andrés Manuel López Obrador es absolutamente incorruptible?
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