Durante el mensaje leído de la preseleccionada cinco años ha de Palacio Nacional, Claudia Sheinbaum, conducidos de muchas partes del país optaron por ignorar el arranque de su campaña electoral y abandonaron la Plaza de la Constitución.
En 2012, la gente dejó hablando casi sola a la candidata del PAN-gobierno, Josefina Vázquez Mota, saliéndose del entonces estadio de los subcampeonatos, el Azul, al que la candidata de MORENA canceló un mitin, apenas en octubre último, porque no quiso arriesgarse a otro Josefinazo.
Negar, que Vázquez Mota fue una candidata designada por una orden presidencial para perder las presidenciales de 2012, como el pacto de 2000 de Zedillo para sentar a Fox en Palacio Nacional —«no entregué el poder, lo transformé»—, sería una insensatez.
Por problemas de logística se pierden hasta las guerras. Dice Sun Tzu que quien no conoce clima y terreno, pierde. Pero no sólo de modelo y táctica los ha tenido la del bastón de mando lopezobradorista, para nada el báculo de Diógenes, sino los problemas personales —los regaños a la militancia, la exigencia de unidad, el jalón al cabello de Clara Brugada y la advertencia de que siga la corrupción— y los de su mentor especialista en perlas japonesas, el inquilino de Palacio Nacional, los que han provocado la especie de que el Josefinazo 2.0 es realizable.
Otras lecturas sugieren que poner a la candidata bajo cuidado de la triada Ebrard-Noroña-Monreal, es peligroso. Lo del estadio Azul semivacío se lo debe a Mario Delgado, ebrardorista encargado de la dirección nacional del partido color Pantone 1805, señalado de ser investigado por actos criminales en Estados Unidos de Norteamérica. La casa de campaña —cuarto de guerra que debía ser aula de inteligencia—, si no tenía calculado todo eso que sin duda pega en el corazón de la campaña, mal, y si lo tenía calculado, peor.
El principal porrista de la exjefa de Gobierno que perdió en 2021 la mitad de la Ciudad de México, otrora bastión lopezobradorista hasta que la gente salió a votar por un cambio —la geografía del centro de poder, donde está Palacio Nacional lo gobierna la oposición— lo ganó la monrealista Sandra Cuevas y con facilidad, y ahora va la consanguinidad por la misma demarcación, el presidente LO, abandonó a Sheinbaum y empezó a golpetear a Xóchitl Gálvez hasta casi convertirla en beata, diciéndole gelatinera y tamalera.
Son errores sin cálculo o calculados, si en verdad son errores. Las tapas de los diarios de circulación nacional jerarquizaron el mitin de Claudia por encima del de Xóchitl, pero las benditas redes sociales que en 2006 Andrés Manuel se negaba a utilizar, provocaron tráfico pesado contra la candidata de la continuación de la corrupción, como le ordenó el lado izquierdo del cerebro que dijera y se pusieron del lado de la candidata de PAN-PRI-PRD coligados. ¿Pues no que el diarismo-periodismo servía a la vieja mafia del poder? Las contradicciones de la nueva mafia del poder son un capítulo de Chespirito —o de Pelayo, como dice Manuel Buendía [†], al que sus productores le pedían hablar, no pensar.
letraschiquitas
I. Trompo a la uña. Cuatrocientos ochentainueve mil ochocientos setentaiún votos obtuvo en 2018 la fórmula Radamés Salazar [†]-Lucy Meza al senado de la República por Morelos, numerales históricos por nunca logrados, difícil de igualar, peor superar, por Juanita Guerra–Víctor el Güero es… Mercado, cuyas candidaturas se deben más a negociaciones políticas que a merecimientos, pues nunca han hecho algo digno de aprecio.
II. ¿Y la seguridad, amá? «Gran sed de justicia», dijo Margarita González que tiene Morelos, tras su registro como candidata a la Gubernatura, sin tocar el tema de la seguridad pública, talón de Aquiles del gobierno de Cuauhtémoc Blanco al que perteneció y que no se ha podido desligar. Ojo, con esto: «Es importante salir a los recorridos, todos los días sin descanso [porque], sólo así lograremos el triunfo».
III. ¿Gracias de qué? Este año no estará Andrés Manuel López Obrador en la boleta electoral, como sí lo estuvo los últimos 24 años, porfirizando su actividad político-electoral «sin romper un solo vidrio», pero sí lesionando las instituciones, atacando a los poderes y cambiando abrazos por balazos en sus tiempos que se resumen en su libro Gracias. ¿Gracias de qué?