La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
Haití es la prueba fehaciente de que el progreso histórico no es una categoría global
En redes sociales, circuló un video, que estremeció a los usuarios, un poderoso pandillero haitiano, denominado Jimmy ‘barbecue’ Chérizer, estaría comiendo carne humana.
Esta terrible situación, dio pie a una serie de interpretaciones que buscan explicar lo que ocurre en el isleño país, sin embargo, en la mayoría de los casos, atribuyen los fenómenos a cuestiones étnicas, religiosas y hasta de magia negra, nada más falso.
En principio, el primer movimiento independentista de América (1804), fue el haitiano e, incluso, su clase dirigente financió el proyecto integracionista de Simón Bolívar. Esta situación, implicó una represalia tremenda del imperio francés, dos décadas después (1825), llamada la doble deuda, impuesta con un feroz sitio a Puerto Príncipe: pagan o invadimos.
Un reportaje de NYT (ojo, un rotativo de las elites del poder), nos explica los costos de los ‘reparaciones de guerra’ exigidas por lo galos: 150 millones de francos en cinco anualidades, por lo que, para poder solventar el asunto, fueron obligados a pedir un préstamo a la banca francesa, de ahí viene lo de la doble deuda, el inicio de todo.
Obvio, nunca pudieron liquidar nada, pero, la expoliación de capitales no paró, a grado tal que, el influyente diario, deduce que durante 64 años sufragaron el equivalente a 560 mdd actuales, además, cada dólar emigrado se dejó de invertir en la nación.
Así las cosas, los reporteros “calcularon que los pagos hechos a Francia le costaron a Haití entre 21.000 y 115.000 millones de dólares en crecimiento perdido a lo largo del tiempo. Eso representa unas ocho veces el tamaño de toda la economía de Haití en 2020”.
La información es suficiente, para entender porque están tan jodidos, no es un destino manifiesto, es la explotación del imperialismo aliado con el gran capital. Sencillo.