Horizonte de los eventos.
El clima de violencia desatada causa escozor por su naturaleza social contra la autoridad. Cierto que tenemos décadas padeciendo asesinatos de la delincuencia organizada en contra de sí mismos, de las fuerzas armadas e incluso en contra de particulares, a grados escandalosos, que rebasan por cuatro, los homicidios en zonas de guerra del mundo.
La violencia recientemente desatada, de la sociedad contra la autoridad, hasta Palacio Nacional: respuesta a la fuerza injustificada y excesiva del Estado contra la población ¡Contra las mujeres por protestar contra la incapacidad del Estado para protegerlas! Y éste, fastidiado, las agravia más. Como ni una vez hemos visto contra la delincuencia organizada. Tenemos VIOLENCIA ACTIVA DEL ESTADO.
El presidente abona y fomenta con el ejemplo, año tras año ha provocado con desdén y descalificativos a las mujeres en su marcha anual. Por ellas, como Gengis Khan, amuralló Palacio Nacional -aunque restringió el acceso desde el primer momento de su Administración.
Encierro medieval. Ha de suponerse que en caso de necesidad de dicha separación del pueblo, por algún sector en particular, que en el transcurso de cinco años, el presidente hubiera encontrado la forma de entablar un diálogo, que aun sin resolver, se hubiera avanzado al mínimo que no hubiera qué protegerse tanto.
Pero no, la cosa cada vez es más distante y confrontada: Recuerdo el Grito aquel, quizá el 87, que una molotov fue a dar al balcón en el que estaba Alejandro Carrillo Castro. De la Madrid, por el motivo que fuera -y que hubo varios- fue muy impopular. De hecho, el ambiente para 1988, caldeado atrozmente desde 1985, el Terremoto, luego Carpizo, tan insensible e inoportuno, y peor aún, Martínez Villicaña queriendo meter al bote al hijo del Tata, bueno, “la Tormenta Perfecta”… Ni así se amuralló Palacio Nacional.
No se amuralló Palacio Nacional el 94, con el levantamiento del EZLN, ni con la muerte de Luis Donaldo, ni con la de Ruiz Massieu ¿Entonces, por qué con el presidente de las izquierdas sí? Pues no lo entiendo, porque lo hace por las protestas del feminismo y por lo visto, no por los de Ayotzinapa -a los que dejó llegar hasta la Puerta 1 (aquí tenemos VIOLENCIA PASIVA DEL ESTADO) y no sólo eso, sino hasta apabullarla y romperla, sin oposición alguna… Curioso ¿no? ¿Sabría que se trataba de protestantes de Ayotzinapa?
Hay qué decirlo, los “Padres de los desaparecidos de Ayotzinapa”, a lo largo de todos estos años, desde los lamentables sucesos, han hecho proselitismo político -no digo partidista-, señalamientos que han pesado en el desprestigio del anterior gobierno, que débil y ausente del todo, tradujeron la fragilidad y frivolidad de Enrique, en la percepción de culpa y responsabilidad “priista”, que bien vino a revelar la “responsabilidad” auto infringida del PRD, que sin fundamento confesó Navarrete, hundiendo para siempre al PRD. Detonantes para que AMLO llegara a Palacio Nacional.
Aunque lo cierto es que ninguna investigación, ninguna línea ni confesión, ni siquiera el desentendimiento de Enrique ni el cansancio de Murillo Karam, constituyeron una conclusión suficiente para esclarecer el caso y a los Padres, ni satisfacción y paz.
Situación que luego de la euforia de perredistas recién escindidos por AMLO y Encinas, derrotados en la presidencia del Partido de la izquierda, aprovecharon el gazapo de Navarrete, renegaron del PRD y de esa culpa autoconfesada y se fueron al nuevo Movimiento Peje, guinda, Morenista, de la 4T.
Entonces, los deudos de Ayotzinapa, hastiados de la falta de resultados efectivos del gobierno priista, aventaron toda la carne al asador en favor de quien prometió esclarecer, resolver y responsabilizar, donando la autoridad moral y la fuerza de su reclamo legítimo, en favor de AMLO, que resolvería el caso.
El actual gobierno robusteció su fuerza de inicio de sexenio, metiendo al bote al exprocurador y ello le valió un par de años de reservada armonía con los padres, aunque ya muy recelosos. Y es que a nadie escapa que los esposos alcaldes quienes supuestamente dieron la orden de meter en cintura a los estudiantes, a quienes evidentemente se les pasó la mano -igual que quien antier dio la orden al policía que se le pasó la mano-, postulados por el PRD, fueron avalados por el que se cansa gansa y muchos otros puntitos del entramado, que habían sido ignorados hasta lo posible, minimizados, que llevan a conclusiones diametralmente distintas de las apuntadas al inicio, aunque ya observadas públicamente, y sobretodo, que son revaloradas por los propios Padres, toda vez que las conclusiones del gobierno, son burdas al extremo.
Es el caso de Alejandro Encinas, jubilado de guerrillero y adoptado por AMLO hasta que rindió el informe de la Comisión, en realidad dos informes, pues el primero fue un descaro de improvisación, tan amañado y politizado, que los propios Padres rechazaron. Y el segundo, supuestamente corregido adecuadamente, fue un show que permitió a Alejandro, desquitarse de la corcholata ganadora, para tumbarle a su “fuerza”, el hijo de D. Javier, desviando la atención de lo debido y evidenciando a los Padres, que el Gobierno de la República se valía de ellos, de su lucha y de la desgracia de sus hijos, para su utilización política.
Y allí, de plano, el divorcio y desencuentros, años hasta que alguien que no tuvo qué ver con aquellos hechos, junto con otros que quién sabe, hicieron esa hombrada de tirar una camioneta contra Palacio Nacional, ante el desenfado permisivo e indolente de los responsables permisivos, que llegaron hasta donde un visitante cualquiera, con credenciales y un modo honesto de vivir, no puede: abrir una puerta de Palacio Nacional. Hasta donde ni las embravecidas feministas, logran.
¿Por qué? ¿Cómo? Quizás el presidente lo sepa. Quizás los Padres lo intuyan. No lo se. Me queda claro que aquí, en todos estos hechos, hay mucho de voluntad, consciencia e intención, pero también hay mucho de imponderable, de incalculado, de inesperado y fuera de control.
Lo cierto es que aquello que sirvió para que los deudos legítimos de esa lucha, contra lo que se entiende fue una perversión infame DE ESTADO, suscribieran un cheque en blanco al actual inquilino de Palacio, para la aceptación de éstos, que el usufructo de Poder de Guerrero, lo disfrutaren -todo este tiempo- hasta la gubernatura hoy, por la expectativa y compromiso de esclarecer aquello, públicamente se ha fracturado.
Y asimismo, el desencanto social, contenido por respeto a las decisiones de los padres, al pintar su raya, se acabó el idilio y el pueblo hora sí, dice, así. Aunado a la sobreestimación, soberbia y nula sensibilidad política de los gobernantes comprometidos con dicha responsabilidad presidencial, que los tiene y soporta en el Poder, en todos los estados que gobiernan, sus decisiones ahora sí, no están LEGITIMADAS. Lo que me hace recordar que EN EL CAOS, NO HAY ERROR.