Horizonte de los eventos.
La experiencia de las elecciones de 1988, confirmó que la exigencia nacional era la participación ciudadana con capacidad decisoria: en el diseño, planeación, presupuestación, ejecución, supervisión y evaluación con rendición de cuentas, de las políticas públicas y las acciones de toda autoridad. No paternalismos, sino participación del ingreso universal institucionalizado.
La Reforma del Estado exigida por el pueblo, aspiró a corregir vicios y superar limitaciones del Estado Revolucionario: nunca pretendió la mera sustitución del PRI por los PP. Ni su fin fue la revanchista llegada de los líderes del 68 y de Reacción Nacional. Que han satisfecho en nada, la demanda ciudadana del miércoles 6 de julio, aquel.
En cambio, sí hubo semillas del desierto de Sonora, condenadas al aislamiento y la castración, están vivas y florecen todavía y seguramente se podrán reproducir. Hoy lo sabemos con el legado de Luis Donaldo, que tiene dos lecturas: aquel hombre con voluntad de integración, de valor suficiente para ver lo que nadie más veía.
Congruente, se atrevió hacer, intentar, lograr también, lo que nadie se había permitido. Demostró que se podía ¡Jugó con las reglas y ganó!
Con orgullo descubro del “Señor Presidente Colosio”, que su obra exige reconsideración hoy: muchas de sus propuestas previsorias han madurado décadas y dado frutos. Es el caso de sus Consejeros Ciudadanos, propuestos para democratizar al Estado Revolucionario; legitimaron el nuevo régimen, fueron su partera al nacer, lo robustecieron hasta ser su propio régimen de PP. Empero, más patético y disfuncional que el priista aborrecido, sólo legitimado por el Órgano Electoral, con los Consejeros Ciudadanos a la cabeza: más vigente que nunca, el dictado de Colosio, con 35 años de edad, firme para su revisión y desarrollo, arquetipo de la CIUDADANIZACIÓN.
Cuando el priismo, todos sabíamos que no había una sola elección limpia y la maquinaria era irrenunciable. Él impuso la verdad democrática: enseñó a ganar o perder ¡Él fue! El pueblo la exigió, mas la democratización él la obligó, él la impuso al sistema ¡Él obligó al presidente a reconocer! No Cuauhtémoc, no Ruffo, fue Colosio el que exigió y dio la cara ¡y lo que le costó! Quería elecciones limpias, porque sabía que podía ganar, quería elecciones limpias, era el mejor, quiso que el pueblo lo reconociera con su voto y el reconocimiento de la oposición. Y eso tuvo, además el respeto y admiración.
Eso sí quería el pueblo del 88: elecciones limpias y respeto del Poder a su voluntad, casi nada. 20 años después, para el 2010, México contaba ya, con una democracia liberal con todos sus cánones de aceptación universal y satisfechos las demandas del “Pueblo Político” -como le conoce la literatura constitucional, al electorado que vota.
No obstante, esa parte del electorado que no vota, aun en la misma proporción del Antiguo Régimen continúa en la abstención, nuestra democracia electoral y sus regentes, los PP, en todos estos años NI UN PASO HAN DADO a ellos. Nada se les ha ocurrido para convocarlos. Renuentes a aceptar que lo que hacen, satisfaga o no a los votantes, los legitiman con su voto a favor o no, el 50 o un poco más %. No aceptan que el otro 50% que no vota, es responsabilidad suya seducir e incorporar y nada hacen por ello. Son responsables, 35 años después, de haber construido una democracia reconocida y satisfactoria plenamente ¡SÓLO PARA LA MITAD DE LA NACIÓN!
Son responsables del Estado sin gobernabilidad que tenemos ¡Eso también han construido! Los PP en tanto reinan su régimen, LEGITIMADOS APENAS POR LA MITAD DE LOS MEXICANOS, urge retomar la propuesta de Colosio, implícita en la creación de los Consejeros Ciudadanos: plenamente consciente previó la gravedad de la situación, entonces atribuible sin duda al Estado Revolucionario: La CIUDADANIZACIÓN tuvo como único objeto, reconocer el compromiso del Estado con la abstención, respetando su decisión de no votar y con imaginación construir herramientas y recursos afines, para lograr su participación cívica y LEGITIMACIÓN con otras formas de democracia directa, hasta transminar de lleno al Sector Público.
Las experiencias “partitocraticas” europeas, más que ilustrativas de la vorágine que había qué anticipar, en el camino de la Reforma del Estado: ambición y voracidad de inmediatez, ausencia de compromiso y largo aliento, despropositivos y desleales con la militancia e idearios partidistas, aun con la nación. Sin más valor que mayores posiciones y ejercicio presupuestario, buscó lo que era requerido por México, por eso no apareció en ninguna otra “transición”: la ciudadanización que los PP nunca buscarían. ASÍ NACIERON LOS CONSEJEROS CIUDADANOS, DEL ÚLTIMO GRAN DIRIGENTE DEL PP MÁS LONGEVO EN EL PODER DEL MUNDO, A LA VEZ, ENTE TÍPICO DE LA SOCIEDAD CIVIL, LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA: EL APÉNDICE DE TODO UN APARTADO CONSTITUCIONAL, PARALELO AL “PARTIDISTA”, EL DE LA “CIUDADANIZACIÓN”.
Falleció el padre de la ciudadanización en México, acaso del mundo y los supervivientes, ocupados de la alternancia y quién toca, puestos y presupuestos, no tuvieron tiempo en 35 años, de corregir que el 65% de la PEA esté en la informalidad y sin seguridad social, que el 35 o 45% del Territorio Nacional, no impere el Gobierno Federal y tampoco han podido arrancar ni un 1% del abstencionismo, en 35 años.
A regañadientes fueron despojados del monopolio de la postulación de candidatos y legislaron la creación de candidatos independientes, por mandato imperativo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos -tuvieron qué venir de fuera-, sentenció -caso Castañeda- que dicho monopolio constituía una violación de derechos humanos, que el Estado Mexicano corrigiera legislando instrumentos que permitieran a los ciudadanos competir electoralmente y crearon las candidaturas independientes.
Lo cual hicieron con evidente espíritu dictatorial, por temor a perder el monopolio del régimen que ellos mismos construyeron (cuales priistas con la oposición), creando para los ciudadanos requisitos tan obstruccionistas que en este proceso, por ejemplo, hubo 27 aspirantes a candidatos independientes a la presidencia de la República, de los cuales, ninguno el registro siquiera, logró. El celo de los PP por el monopolio -que conservan- de representación del pueblo ante el gobierno y viceversa, cerró las puertas a la ciudadanización, INCONSCIENTES DE LA GRAVEDAD DE NO ABRIR PUENTES DE INTEGRACIÓN, CONFORMES CON LA LEGITIMACIÓN DE LA MITAD ¡NADA MÁS! DE LOS CIUDADANOS MEXICANOS, DEBILITANDO AL ESTADO AL PRIVARLO DE LA PARTICIPACIÓN DE 45 MILLONES DE CIUDADANOS.
Y aquí estamos en este país, CUYO GOBIERNO NO GOBIERNA EN LA MITAD DEL TERRITORIO: JUSTO PROPORCIONAL A LOS QUE NO VOTAN ¿QUÉ CURIOSO VERDAD? ¿Y eso preocupa a los PP? Claro que sí ¿Y qué hacen para convocar a los ciudadanos que no votan? No creerán que el despotismo partidocrático propone ¡Penalizar el abstencionismo! Por su incapacidad convocatoria, pretende encarcelarlos ¿Por qué no sancionar a los PP por su impotencia y falta de imaginación para crear instrumentos de interlocución?
La visión “anticiudadanización” del sistema de PP, ejemplarmente se manifiesta en la consejera, Carla Humphrey, que atribuye el abstencionismo a la falta de credibilidad en los actores. Es triste que una consejera ciudadana, tenga visión partidista del abstencionismo (el abstencionismo no lo es por los políticos, sino por el régimen de PP), cuando la naturaleza de su propio encargo y la representación que ostenta, nace y obedece de la necesidad de ciudadanizar los órganos electorales, en favor de la integración de la voluntad nacional, de los abstencionistas, necesarios, claro, si los demás, integrados están.
Desde la visión partidocrática, al abstencionismo se le percibe, como uno de los mayores enemigos de la democracia. En su soberbia autócrata, acusan pereza y apatía a la ciudadanía que no los convalidan. Como si fuera el electorado, el que tiene qué aceptar la forma y procesos que establezcan ¿Quién les recordara que la ciudadanía no tiene qué complacerlos y menos obedecer, sino al contrario? Para Colosio Murrieta, es deber de todos, especialmente de los dirigentes, tener presente que el ciudadano es imprescriptible e inalienablemente, el titular del régimen democrático y propietario del voto soberano.
La experiencia del 88 nos sugirió que el abstencionismo se nutría con la desconfianza en los procesos electorales.
Al detalle, a la siguiente elección vimos con claridad que había dos perfiles genéricos de electores: un 50% del padrón electoral que no vota porque no cree en el sistema de Partidos (PRI o PP) y otro 50 que sí convalida al Estado, y vota, pero que no creía en los resultados del proceso electoral.
Fuimos muy conscientes que apuntamos hasta 1986, por una reforma que fortaleciera nuestro sistema de Partidos, siguiendo también la tendencia de las democracias desarrolladas, se fundó en la persistencia mundial del sistema electoral partidizado, de enriquecerse así mismo ¡al SISTEMA DE PARTIDOS MISMO! SIN CONTRAPESO. Durante casi todo el siglo XX, ni siquiera fueron sujetos de escrutinio financiero alguno.
Aquí, en México, el Régimen de PP ha llegado a impedir que la SCJN conozca de materia electoral ¡En ella no ejerce Control de la constitucionalidad al Legislativo! ¡Y el TRIFE tiene facultades para ello! Quiere decir, que durante 38 años, los PP, con su hábito legislativo, han aprobado leyes que le condicionan cual Soberano absolutista, SIENDO EN MÉXICO, LA ÚNICA AUTORIDAD NO SUJETA AL CONTROL DE LA CONSTITUCIONALIDAD DE SUS ACTOS, SIN QUE NADIE LES PONGA UN ALTO -salvo la Corte Interamericana de Derechos Humanos- con tal desdén, condenando a la nación al estado de desprotección judicial, pues de nada sirve tener un TRIFE, que verifica la aplicación de la ley, que si ésta es inconstitucional, como todo el apartado de candidaturas independientes lo es, aun sujetándose la autoridad a la ley, VIOLA NUESTROS DERECHOS POLÍTICO ELECTORALES, que tutelan derechos humanos.
EN MARZO DE 1989, EL PRESIDENTE DEL CEN DEL PRI, PRESENTÓ POR MI CONDUCTO LA CREACIÓN DEL SERVICIO ELECTORAL DE CARRERA Y LA CREACIÓN DE LOS CONSEJEROS CIUDADANOS EN LOS ORGANISMOS ELECTORALES, EMANADOS POR VOTO DEL SERVICIO ELECTORAL PARA INTEGRAR LOS ORGANISMOS ELECTORALES, EN NÚMERO PROPORCIONAL AL PORCENTAJE ABSTENCIONISTA DEL PADRÓN EN LA ELECCIÓN ANTERIOR: ¡HAY QUE TRABAJAR!