El Ágora
Octavio Campos Ortiz
La polarización social provocada por el gobierno de la 4T ha llegado a analistas y opinadores. Ellos también se enganchan en debates que no son. Condición sine qua non del debate es la confrontación de ideas o propuestas, lo cual no ocurre. Sin embargo, en todos los posdebates se pronuncian por un supuesto ganador. Las desprestigiadas casas encuestadoras todavía hacen “análisis” de las conversaciones digitales para vaticinar quienes serán los representantes populares, según quien haya encargado el sondeo.
Los argumentos de opinadores y analistas hacen parecer innecesario el proceso democrático de ejercer el derecho ciudadano de votar. Dan por descontada la voluntad popular y, como las falaces prácticas demoscópicas, se aventuran a determinar quién dirigirá el destino nacional. Esperemos, por el bien de la República y de la democracia, sea otra la actitud del electorado y no la que alientan los panegiristas de la 4T.
Es incuestionable que vamos mal en la economía, no solo con cero crecimiento y alta inflación, sino sin desarrollo, falta de empleo, PIB basado en el comercio informal y dependencia total de las remesas; es manifiesta la pérdida de la gobernabilidad: experimentamos la peor crisis de seguridad, incontrolable violencia y empoderamiento del crimen organizado; un sistema de salubridad muy lejano al de Dinamarca, sin servicios eficientes de salud y con falta de medicamentos y tratamientos, un pésimo manejo de la pandemia que dejó más de 800 mil mexicanos muertos y regresan enfermedades ya erradicadas; destrucción del esquema educativo de calidad e ideologización de los alumnos, sin apoyo para la ciencia y la tecnología, solo con la idea de capacitar mano de obra barata.
Si a pesar de ese fatídico panorama triunfa el proyecto político de la 4T, debemos tomar conciencia de que no será por una elección de Estado, un fraude apoyado por la delincuencia organizada o la anulación de los comicios con la fuerza de la bayoneta. Busquemos la respuesta -de ser ese el destino manifiesto-, en nuestra idiosincrasia.
Reconozcamos que no tenemos una vocación democrática si venimos de un pasado imperial desde los aztecas, tres siglos de dominación española, cien años de guerras intestinas, una dictadura, una revolución, sucesivos cuartelazos militares y un partido de gobierno que se instauró en el poder por casi una centuria. Desdeñamos la alternancia y optamos por un PRI remasterizado en la figura de Morena. Funcionó el aparato propagandístico del gobierno y sufrimos los efectos de la división y polarización social, la destrucción del Estado de Derecho, la supremacía de un omnipotente presidencialismo y el debilitamiento de los poderes: “a mí no me vengan con que la ley es la ley”.
Tal vez ese sea nuestro destino manifiesto, no elegir gobernantes que resuelvan los verdaderos problemas nacionales como la pobreza y las desigualdades; probablemente tampoco queremos ser “aspiracionistas”, sino pasivos entes en espera de las dádivas de los programas sociales como paliativos a las carencias de la gente. Seguiremos sin seguridad, sin servicios de salud, con una mediocre educación, trabajaremos y consumiremos en el comercio informal, nos harán creer que los envíos de divisas de los paisanos son un logro del gobierno, cuando debiera ser una afrenta la incapacidad para retener a los mexicanos sin empleo.
A eso nos ha acostumbrado la 4T, a estar jodidos y estirar la mano para sobrevivir. Esa es la idiosincrasia del mexicano, lejos de la democracia y acostumbrados a la mendicidad. Tendremos el gobierno que merecemos o deseamos.
Apostilla: Una realidad que puede convertirse en problema de salud pública son los accidentes punzocortantes en el personal de salud. En el mundo hay dos millones de accidentes al año que provocan contagio de VIH, Hepatitis B y C entre enfermeras y médicos. En México, el cuarenta por ciento de los casos es de enfermeras y el 34 por ciento de galenos. El 72 por ciento de las lesiones está relacionado con la manipulación de agujas en las áreas de Urgencias, Terapia Intensiva y quirófanos.
Especialistas del Instituto Nacional de Nutrición y del Hospital ABC, en coordinación con Becton & Dickinson -empresa global de tecnología médica-, organizaron el foro Más Seguridad menos Riesgos, donde urgieron en la necesidad de implementar medidas de prevención para reducir riesgos, fortalecer mejores prácticas a través de la educación continua, aplicar los lineamientos de la OMS, utilizar nuevas tecnologías como la aguja con capuchón retráctil y crear el Registro Nacional de Riesgos.