ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ
El pueblo mexicano ha sido demasiado engañado a lo largo de su historia. El maltrato autoritario lo ha hecho demasiado resistente a la mentira de los regímenes cerrados, de los gobernantes obtusos. Ya no está la sociedad para rendir culto ciego a la personalidad, así y se trate –no se ría, por favor– del presidente que ocupa el segundo lugar entre los más populares del mundo.
Por ahí no es. Circulan por las redes sociales a través de bots, memes intragables, queriendo sorprender, queriendo matar víbora en viernes, loas y defensas al mentiroso más grande de México, Andrés Manuel López Obrador.
Aparentemente convincentes, realmente fuera de época, ridículos e infumables. Todos esos posts carecen de un mínimo elemental de sentido común. Ninguno responde realmente a la terrible realidad que padecemos.
El de la inseguridad, por ejemplo. Mientras desde el templete colocado en Palacio Nacional para que AMLO nos recete casi a diario una retahíla de mentiras, esas explicaciones sibilinas ofrecidas no llevan sino a un baño de sangre, a la aceptación tácita de que el régimen está amarrado a designios oscuros y desconocidos, a espaldas de la voluntad popular. Aún es tiempo de reconocerlo, lo demás es irresponsable. Es una trampa sin salida.
Porque ya vivimos una tragedia de proporciones civiles incalculables e impredecibles. ¡Cuidado con la indignación, con la respuesta violenta, con la reacción del pueblo engañado y decepcionado!
Porque las mentiras provienen de los políticos sexenalmente empoderados, de empresarios favorecidos, aún de los narcotraficantes, lo mismo que de caciques y de mandos militares.
A diario hay sarracinas, asesinatos, masacres. Y no sólo entre los distintos grupos delincuenciales que pelean tal o cual plaza. No matan sólo a los ciudadanos de a pie, como usted, como yo. El narco ya está votando, liquidando im-pu-ne-men-te a los candidatos que no son de su agrado o que no se pliegan a ser sus cómplices o mecenas.
¿Por qué, si el país está en paz, cual presumen AMLO y su secretaria de Seguridad Ciudadana Rosa Icela Rodríguez en las matinés que se celebran en Palacio Nacional, hay tantas muertes? Centenares cada semana.
Esta es la pregunta… y tal vez sea la respuesta que no quiere decir su nombre.
¿Hay miedo o hay compromisos inconfesables?
Díganlo ahora o callen para siempre.
¿Complicidad con criminales?
Hasta donde se sabe, al crimen organizado y al terror subversivo nunca se le ha combatido con oraciones, ni en los estados confesionales. Mucho menos con abrazos. En todas latitudes se ha considerado que este Estado se doblegó, que fue humillado, que las Fuerzas Armadas están en un quien vive.
A todas las explicaciones no pedidas, les viene el saco de inculpaciones manifiestas.
No se vale jugar a las comiditas cuando el pasto está tan seco y puede arder la pradera.
Seguir inculpando a los titulares de sexenios anteriores cuando ya está terminando el que él encabeza es no aceptar el error básico y éste no puede ser eludido con argumentos surgidos de culpas anteriores y menos de lo peor del síndrome autoritario del poder unipersonal, desdeñoso del mandato popular.
En una sociedad moderna, informada, no caben argumentos que ya fueron aplicados en otras épocas, dominadas por la desinformación e ignorancia sobre los asuntos públicos.
Ésa fue siempre la falla y la ofensa del régimen presidencialista que ya agotó su viabilidad, su confiabilidad, que ya dejó las huellas de su fracaso en la gobernabilidad pacífica. De nada sirve asumir la responsabilidad a toro pasado. La ofensa al sentido común prevalecerá y jamás será perdonada.
Y sí, los de López Obrador y sus reuniones de la seis de la mañana con lo que él llama “gabinete de seguridad”, sólo dan bastonazos de ciego, peores a los que provocaron el error mayúsculo. Nadie, nunca, es tan infalible y creíble para tomar decisiones que no son aceptadas por la mayoría. El tufo despótico ya no cabe cuando el alud de evidencias, mostradas en todo el mundo, han magnificado el gazapo.
Porque en una época en la que prevalece la inmediatez y la evidencia informativa, debe andarse con cuidado. Es imposible y fallido actuar en lo oscurito. Todo se sabe al instante en que se produce.
¿De qué platican en esas reuniones, si es que aún se celebran?
¿De sus complicidades? ¿De cuánto numerario recibirán por cada abrazo que brinden a los delincuentes? ¿Del reparto entre ellos del botín?
Mientras, el narco ya está votando. Eliminando candidatos a cargos de elección, la mayoría a presidentes municipales, con quienes saben no podrían “trabajar”.
Con los sobrevivientes ¿sí?
Indicios
No es la primera vez. Va por la segunda. Recuerde usted que Andrés Manuel López Obrador ya ofreció a los delincuentes que, si se desarman y se entregan, podrían obtener una amnistía, negocios legales, vivir más tiempo y hasta una “respetabilidad social”. Así lo detallaba el decreto por el que se aprobó la Estrategia Nacional de Seguridad Pública del Gobierno de México, que fue publicado el 17 de mayo de 2019 en el Diario Oficial de la Federación. El documento argumentaba que, ante la imposibilidad de derrotar a los grupos delictivos únicamente con el uso de la policía y las Fuerzas Armadas, era necesario aplicar un modelo de justicia transicional. En concreto se trataba de “leyes especiales para poner fin a las confrontaciones armadas y posibilitar el desarme y la entrega de los infractores, garantizando asimismo sus derechos y ofreciéndoles reducciones de penas e incluso amnistías condicionadas al perdón de personas y colectividades que hayan sido afectadas y proponiéndoles un cambio de vida”. ¿Y qué pasó? ¿Cuántos delincuentes rindieron la plaza? * * * Y por hoy es todo. Celebro que usted haya llegado hasta esta despedida y, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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