Por: Armando Ríos Ruiz
Desde que inició este sexenio, el Presidente ha dado importancia ilimitada a sólo unos cuantos eventos: a los que representan relevancia por tratarse de un sello particular, como sus obras insignia, que, además de significar su huella muy personal, han servido también para enriquecer a hijos y amigos de éstos, con los negocios que han quedado al descubierto, que inclusive ponen en riesgo vidas humanas por vender para los mismos, artículos de ínfima calidad.
Fuera de aquí, nada importa. Esta es la razón de asignar cargos a muchos amigos que no tienen la mínima capacidad para desempeñarlos. Y lo dijo claramente en una ocasión: le importa más la honestidad que la experiencia. Aunque en los hechos, la honestidad resultó un verdadero fiasco, mientras que la experiencia ha brillado por su ausencia. Esta última cualidad pudo haber sido suplida por la capacidad, pero tampoco existe.
Luego entonces, sólo le queda un asunto que simboliza su aspiración más alta: ganar las elecciones presidenciales para su candidata o para quien encarna su salvación. Su seguridad para no ir a parar a un juicio por delitos incontables, entre los que figuran Varios de lesa humanidad, además de muchos más por razones de diversa índole.
Por eso no importa que México enfrente en este momento, quizá la más grave crisis por falta de agua en casi todo el territorio nacional y que, de hecho, nadie encuentre una solución a corto plazo, salvo la que se refiere a invertir 90 mil millones de pesos cada año, como propone Luis Méndez Jaled, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción.
No importa que México se encuentre territorialmente en un lugar privilegiado, por su cercanía a uno de los países más industrializados del mundo,
que demanda sitios mexicanos para la instalación de empresas poderosas y que tiene que pensarlo dos veces, debido a la terrible escasez del líquido vital, como Monterrey y otros estados en casi todo el territorio nacional.
La Cámara de la Industria de la Construcción hizo diez propuestas que incluyen elevar a rango de Secretaría a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), despolitizar el tema e invertir anualmente 90,000 millones de pesos durante la siguiente década (para el 2024 se presupuestó la mitad de ese monto).
Es obvio que el problema deviene de causas como escasez del líquido. Cambio climático. Mala gestión del recurso y desigualdad social en el suministro. Pero se trata de un asunto que debería ser más importante que las elecciones, si tomamos en cuenta que, sin dicho elemento, sencillamente no habría vida.
A lo anterior hay que agregarle el huachicoleo de agua que ejercitan cuatro de 10 productores con concesiones para el uso agrícola, que extraen volúmenes superiores a los autorizados, de acuerdo con estudios de Conagua. En la Ciudad de México, El saqueo de combustible que ejecuta el crimen organizado, también provoca severos daños a los ductos que llevan agua a seis alcaldías.
Existen delegaciones en donde se ha acentuado el problema de suministro de agua contaminada con combustibles, a los que, por más denuncias de sus habitantes no se ha dado solución. Como en la Benito Juárez. En la colonia Alfonso XIII, los habitantes descubrieron un pozo contaminado del que la autoridad capitalina dijo que cumple con los estándares establecidos.
Luego del crecimiento de evidencias y protestas ciudadanas, el Gobierno de la CDMX mejor cerró el pozo que abastece un amplio sector de la zona.
El Sistema de Aguas de la Ciudad, informó que presentó ante la Fiscalía capitalina una denuncia penal por sabotaje, pues fueron encontrados compuestos de aceites degradados en agua extraída del Pozo Alfonso XIII.
¿Hay solución? ¡Claro que la hay! Pero para hacer ganar a la desangelada candidata que no atrae ni a los limosneros en sus recorridos por el país en busca de votos, que se quedan continuamente vacíos, sin siquiera un perro que ladre para hacer, aunque sea, un poco de ruido.
ariosruiz@gmail.com
Una entrega de Latitud Megalópolis para Índice Político