DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Faltando menos de 35 días para que se efectúen los comicios federales, la lucha parece centrarse en la disputa por el Congreso de la Unión y las nueve gubernaturas.
Los levantamientos realizados por diversas casas encuestadoras y los mapeos en los 300 distritos electorales dan cuenta de que la lucha se está cerrando en algunas zonas del país, mientras que en otras parece ya han decidido la opción por la que votarán los electores que acudan a las urnas.
Hay quienes confían en que se produzca un milagro y de los casi cien millones de ciudadanos empadronados acudan a votar más de un 63 por ciento, algo que no ha sucedido en el presente siglo.
Los comicios presidenciales siempre tienen más captación de votos que los intermedios, aunque no tanta como se quisiera.
En las participaciones ciudadanas de este siglo, el promedio se encuentra centrado en el 63 por ciento de los empadronados, como sucedió en los comicios de 2000, 2012 y 2018, cuando se alcanzó esa cifra promedio en las victorias de Vicente Fox Quesada, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. La elección que dio como ganador a Felipe Calderón contó con una concurrencia del 58 por ciento, tal vez, desmotivados por aquello que decía que López Obrador era un peligro para México.
De los comicios del México moderno y desde que se asomó a la democracia, solamente los comicios de 1994 contaron con una participación asombrosa, un 73 por ciento del electorado, alimentados por el voto del miedo, producido después del asesinato del primer candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta.
En esta ocasión, hay una buena motivación para esperar que los electores acudan cuando menos con el 63 por ciento promedio de comicios pasados.
Los ciudadanos se encuentran sumamente divididos en dos bandos, los que apoyan el proyecto del Presidente López Obrador y su cuarta transformación y los que están en contra de ellos.
El mismo Ejecutivo federal ha sido el encargado de polarizar más los grupos y aunque él no va en la boleta, Claudia Sheinbaum es la candidata a su gusto y él mismo se encarga de dejarlo en claro.
La opción de enfrente (Xóchitl Gálvez) no es del gusto total de los opositores de AMLO; pero no habiendo otra carta fuerte, consiguió conciliar con los opositores del Presidente, mientras que el tercero en discordia, Alejandro Álvarez surgió demasiado tarde y no logra asentarse.
México no es un país de voto cruzado, aunque se alienta a ejercerlo, por lo que las partes en contienda buscan que conjuntamente a la expresión a favor de uno de los candidatos traiga consigo la suma de sufragios para el Congreso de la Unión y las nueve gubernaturas en juego.
La situación es difícil para unos y otros, ya que existe un paquete de reformas constitucionales, para las que diputados y senadores del bloque de Sigamos Haciendo Historia, requieren de una mayoría calificada, que consiste en las dos terceras partes de los diputados y senadores presentes en el momento de la votación.
Por eso la disputa se mantendrá alrededor del triunfo de una de las candidatas y los votos que sumen para conseguir las reformas propuestas por López Obrador o las que detengan esa posibilidad.
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Fin de semana e inicio de una nueva marcaron una serie de debates entre candidatos de todos los niveles, desde el presidencial, pasando por gobiernos estatales, alcaldes y aspirantes a diputados y senadores, en los próximos días iremos desmenuzando algunos de ellos.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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