KAIROS
Francisco Montfort
En realidad, debería decirse hazañas veracruzanas. La primera corrió a cargo del señor López. En efecto logró un impensable apoyo electoral en 2018. Como candidato trabajó la plaza de manera constante. Fue el estado que más visitó. Son memorables los debates públicos con el entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
Para lograr su triunfo contó con una ayuda invaluable: la traición del PRI, que se cocinó en los entretelones bajo el acuerdo del presidente Peña Nieto con el señor López. La operación corrió a cargo, por parte de Morena, de Ricardo Monreal. Por el PRI veracruzano los actores principales fueron los exgobernadores Fidel Herrera y Javier Duarte. Y en el nivel operativo estuvieron Ranulfo Márquez, Erick Lagos, Jorge Carvallo y otros “chicos de la fidelidad”.
El resultado fue espectacular pues ganaron la gubernatura con un candidato invisible, que ni siquiera hizo campaña y cosecharon votos suficientes para también ganar el Congreso local y la mayoría Legislativa federal.
En las elecciones locales comparables del poder legislativo, en 2018 la alianza de Morena obtuvo 49% de los votos y la alianza opositora 43%. Por partido, Morena obtuvo 1,571,197 votos mientras que el PAN alcanzó 972,120 votos, es decir, 599,077 más votos que el segundo lugar.
En 2021 Morena obtuvo 1,376,688 votos mientras que el PAN, segundo lugar, alcanzó 550,122 votos, es decir, Morena obtuvo 826,566 votos más (casi 200,00 votos más que en 2018). Mientras en 2018 Morena ganó 3191 secciones el PRI sólo obtuvo 107 secciones. En 2021 Morena ganó 3531 secciones y el PRI sólo 226 secciones. El segundo lugar fue para el PAN en ambos años: 1306 y 497 respectivamente.
De este tamaño fue el vacío que los exdirigentes del Revolucionario Institucional (centralmente Fidel Herrera y Ranulfo Márquez) le causaron a su expartido: convirtieron al otrora partido dominante en una muy menguada tercera fuerza electoral.
Y la hazaña actual correría a cargo de la alianza entre PAN, PRI y PRD que tendrían que remontar a la alianza oficial que arrasó en los comicios de 2021. De acuerdo con las votaciones cobra sentido que las primeras encuestas dieran una ventaja enorme a la candidata de la alianza de Morena.
Sin embargo, la aparición de la figura de Xóchitl Gálvez cambió los ambientes y el imaginario colectivo nacional. Antes de su irrupción se veía imposible que los partidos tradicionales pudieran competir con la aplanadora de Morena. Ninguna figura de cada uno de los partidos podía enfrentar a la candidata oficial que arrancó su campaña casi tres años antes del inicio formal de los comicios. De ahí también la enorme distancia que reflejaban las primeras encuestas a favor de la señora Sheinbaum.
Con Xóchitl Gálvez los ambientes de pesimismo, de derrota segura de la oposición cambiaron. Poco a poco el ambiente de conformismo sobre la inminente victoria de la señora Sheinbaum ha venido cambiando. Y en este ambiente la aparición de grupos de la sociedad civil fue determinante en la modificación del ambiente público en el imaginario colectivo.
Estos cambios permitieron que un priista veracruzano emergiera como candidato con posibilidades de triunfo en su entidad a pesar de la insignificancia electoral de su partido. El señor Pepe Yunes ha despertado ilusiones de triunfo en las filas opositoras. Enfrenta una candidata débil.
La señora Nahle carece de experiencia política, su figura es poco vendible, su discurso está plagado de lugares comunes del muy limitado lenguaje de la autollamada cuarta transformación; ahora su desempeño está mancillado por comprobables actos que parecen corrupción.
Los votos base para 2024 del señor Yunes Zorrilla son 1,315,252. Es probable que con una alta participación pueda obtener 83,180 votos más; y una buena campaña le podría arrojar 547,991 votos, arrancados a los votantes switchers para asegurar el mínimo de su victoria.
Lo que no se ve es una campaña diferente del candidato opositor. Por increíble que parezca el voto de Morena en 2021, por deciles de ingresos de la población, marcan que este partido obtuvo más votos en los deciles 8,9 y 10 es decir entre la población de mayores recursos.
Y en la elección de 2021 la mayoría de los votos los obtuvo de las clases medias y altas, o sea en los deciles 6, 7, 8, 9 y 10. Aunque toda su votación fue homogénea pues también en los deciles bajos superó, por ejemplo, al PRI: en el decil uno, 85, 000 votos contra 80,000 del PRI, en el dos 125,000 contra 55,000; en el decil tres 140,000 de Morena contra 53,000 votos del PRI.
En otras palabras: el factor de triunfo de la oposición radica en primer lugar en la votación de los ciudadanos sin partido y en segundo lugar en la votación de los panistas. Esto significa otro tipo de campaña. Los mensajes de los números son claros.
francisco.montfort@gmail.com