Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Durante septiembre, el mes en que concluye la gestión del presidente Andrés Manuel, estarán federalizados los servicios de salud del programa IMSS-Bienestar, que dará el servicio a más de 50 millones de personas en un total de 11 mil clínicas de los tres niveles de atención, en 23 entidades de México. Lo que significa que cada una atenderá un promedio de 4 545.45 derechohabientes, si Pitágoras no me abandona.
A lo anterior es a lo que López Obrador llamaba “un sistema de salud como el de Dinamarca”, a lo que sus críticos respondían con burlas, como si sus dirigentes políticos y tecnocráticos no fueran los autores del desastre en que dejaron al sector salud con sus enfoques privatizadores y la práctica de privilegiar los contratos con sus respectivos “moches”, a los que no fueron ajenos durante 1982-2018 los secretario de Salud y muchos gobernadores que ahora forman parte de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia de 2019 en México.
De aquel enunciado, Obrador pasó a otro más difícil de alcanzar, será “el mejor sistema de salud del mundo”, con lo que el país nórdico quedó atrás, lo que no es lo mismo que “países noruegos” como los llamó la culta y mitómana Xóchitl Gálvez. Tanto que llegó a recomendar en la (ante-pre) campaña la adquisición por el gobierno de seguros de gastos médicos mayores para los trabajadores del Estado que ahora cuestan 70 000 pesos, pero comprados masivamente se abaratarían, según la señora del chicle que pega en todos lados o entrega en mano a la asistenta, y que observa a la salud y educación como excelentes negocios privados.
El hecho es que el sistema IMSS-Bienestar, más allá de la política y/o politiquería del PRIANRD y que se empeña en defender el Seguro Popular de Felipe Calderón y Salomón Chertorivski Woldenberg, quien lo presume como la gran hazaña personal, no podrá ser “el mejor del mundo” porque sólo contempla a 23 entidades federativas de las 32 que integran México.
Más allá de las frases presidenciales en ese afán de retar y aún provocar a sus adversarios, se trata de un sistema que competirá y acaso superará, lo que no suena plausible, al Instituto Mexicano del Seguro Social “ordinario”. Ojalá (Alá quiera) y la denominación no se apodere del IMSS, una conquista de los asalariados y de los patrones. Seguro que registra casi 23 millones de puestos de trabajo y muchos más derechohabientes.
El reporte de Zoé Robledo durante el Martes de la Salud en la mañanera del 21, contempla que en el gobierno de AMLO se recuperaron 90 hospitales en todos los estados que por razones ligadas a la corrupción en los “gobiernos neoliberales”, se encontraban en obra negra, en el abandono, sin funcionamiento, equipo ni plantilla suficientes, informó el director general del IMSS. Y avanza el rescate hospitalario y la puesta en operación al servicio del IMSS, ISSSTE o IMSS Bienestar.
Informó Obrador que están en vía de terminar obras que se iniciaron hace 16 años “porque en el periodo de la corrupción neoliberal nada más hacían los hospitales para robar, aunque parezca increíble”. Explicó que las empresas contratistas se hacían de los proyectos pero no terminaban las obras, y a los gobiernos, incluidos los estatales, “lo único que les importaba era el contrato, relacionarse con los contratistas predilectos del régimen”.
Eran 10 firmas las que construían “carísimos los hospitales en México, y desde la Federación eran recomendadas a los gobernadores”. Pero todo por no servir a la población más tarde o más temprano se acaba.
Acuse de recibo
AMLO sobre la periodista Anabel Hernández: “La gran escritora de ficción”; “Una vil calumniadora”. “Debe tener vínculos con la DEA” (Mañanera del 22-V-24). Y en la del día 23: “La reina de la ficción”. Para acabarla de amolar, De la Heras Demotecnia dio a conocer una encuesta domiciliaria con 75% de apoyo ciudadano para el presidente y 14% de rechazo… Pero los 250 intelectuales que según Héctor Aguilar Camín quieren “apapacho$”, México está “polarizado” gracias a “la uniformidad gris y autoritaria del obradorismo”… Sí, un “polote” de 75% y un “polito” de 14%… Del doctor Eduardo López Betancourt. “Mi querido tocayo: La semana pasada oportunamente te envié mi reconocimiento por el premio en honor de nuestro amigo, el general (José Francisco) Gallardo; lamento no lo hayas recibido, pero debo decirte nuevamente que nadie mejor que tú para recibir el premio instaurado en su honor; fuiste con el general Gallardo, amigo de grandes y desproporcionadas lealtades. Por ti lo conocí, me convertí en su defensor en la ignominiosa acusación que sufrió, pero más aún lo apoyé en su desarrollo académico, donde alcanzó el máximo grado que otorga la UNAM. Es una pena que pronto nos haya abandonado, pero su recuerdo perdurará y tendrá siempre en él, un referente donde tu figura de hombre justo y bien intencionado se enaltecen. Te felicito por la presea y te ratifico mi admiración, pero más aún, el de que sea tu permanente deudor”.
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