KAIRÓS
Francisco Montfort
El escueto Twitter de Héctor de Mauleon informa: “El Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México prohibió a la oposición hablar acerca del derrumbe de la Línea 1. Vetan hablar del Metro: Jueza le prohíbe a la oposición tocar el tema de la Línea 12.”
Otra clara y demoledora expresión del pernicioso mal que nos heredará el gobierno del señor López y la señora Sheinbaum. Al solicitar a un juez que se entrometa en la discusión pública enmudeciendo a los opositores, Morena demuestra que no está dispuesta a tolerar la voz disidente que señala los errores de los gobiernos en funciones.
El fanatismo y la terquedad de un proyecto personalista y absolutista, está ya como presencia y segura herencia de este malhadado gobernante.
En un texto del ya viejo año de 2010, (Debates históricos sobre la tolerancia, Letras libres, octubre 2010) Enrique Krauze señala características de los argumentos de la intolerancia política: “Casi todos apelan a la idea de una verdad única. A todos caracteriza la desconfianza en el futuro, la otredad, el exterior, la apertura, el cambio y la libertad” (pp.20).
Parece, desde entonces, un retrato hablado del señor López. El primer argumento que señala el historiador es “No se debe admitir el error cuando ya se posee la verdad”. Este principio lo muestra diariamente con sus discursos el presidente y también la señora Sheinbaum.
Es una incapacidad. Porque si ya ellos asumieron que son poseedores de la verdad única, ya no tienen por qué reconocer error alguno. Y es que el error se presenta en sus vidas como verdad inalterable. Si acaso pueden enfrentar alguna equivocación, que es distinta al error; la equivocación se presenta como falla menor que de inmediato puede ser corregida.
Con el decálogo pronunciado en el último debate por la señora Sheinbaum: “ustedes son los corruptos, nosotros los honestos, ustedes son los conservadores, nosotros los liberales”, etc., etc., la candidata muestra su verdadero rostro, al afirmar que los otros, la otredad es inadmisible en su discurso y en su diario accionar.
Para ella existen mexicanos, (ella, al parecer, no lo es del todo,) según afirmó, al reforzar que los integrantes de la última marcha son “traidores a la patria” y además poseen características que los diferencian de ella y los colocan como ciudadanos de segunda y son por lo tanto los prescindibles.
Es una auténtica desgracia que esta división que inició López Obrador quiera ser continuada por Claudia Sheinbaum. Aún siendo ella la próxima presidente le resultará complicado seguir gobernando para sólo la fracción de mexicanos que siguen como feligreses las verdades reveladas por López & Sheinbaum.
Los resultados catastróficos que ha dejado la presidencia del señor López no pueden ser reconocidos por sus seguidores. Su clerecía ideológica es ciega ante la realidad y, por el contrario, defiende la “verdad alterna de los otros datos” en donde se han instalado los votantes de la candidata oficial.
Curiosamente en ese mismo número de Letras Libres, Fernando García Ramírez escribe una reseña al libro presentado por AMLO (aunque dice que él los escribe, lo cual es al menos una verdad a medias) titulado La maña que se adueñó de México…y el 2012. La buena reseña (El futuro en el pasado) esclarece, desde entonces, el ser humano que es López Obrador, sus mentiras, su anacronía, so obsolescencia política y el peligro que representaba para México.
Ya en esa obra olvida la parodia de su “Presidencia Legítima con sus doce secretarios-apóstoles (entre ellos gente supuestamente razonable como Elena Poniatowska, José María Pérez Gay) aunque sirvió para recaudar una suma desconocida de fondos (que él maneja con total opacidad y a discreción)” o sea la marca de la casa.
El reseñista también da cuenta de “Su visión, reduccionista, maniquea y falsa (que) llega a extremos de caricatura”: existe en México un pueblo bueno, noble, trabajador, puro…y empresarios que son entes malignos, dominados por el mero afán de lucro, (que) tienen como único objetivo someter y causar sufrimiento al pueblo de México, que es noble y bueno”.
Es preocupante la ingenuidad con la que López Obrador fundamenta la crisis del país, pero es peor su visión de futuro: “todos los problemas los debe resolver el gobierno, claro, un gobierno impoluto, honesto con ideales”. Y peor: “México necesita que alguien lo rescate de la postración, alguien que sea ajeno al engaño, a la corrupción, al afán de lucro”. ¿Quién? Pues AMLO.
“Este discurso simplificador, que López Obrador ha venido repitiendo miles de veces a lo largo y ancho del país, basa su poder de seducción y su eficacia en la identificación del Mal con un grupo (los ricos) …”
Así se construyó el clima de intolerancia que hoy divide a la sociedad mexicana. Esta situación debe de parar. Votemos por Xóchitl.