SENTIDO COMÚN
Gabriel García-Márquez
El día de las elecciones es un evento crucial en cualquier democracia, marcado por la participación ciudadana ejerciendo el derecho al voto, que en ocasiones lleva una intensa carga emocional. Sin embargo, una vez que se cierran las casillas y se anuncian los resultados, tanto votantes como candidatos pueden experimentar una especia de resaca electoral, que es una combinación de fatiga, ansiedad y desorientación que puede seguir a la jornada electoral.
Durante la jornada electoral los candidatos y sus equipos de campaña han trabajado arduamente durante meses, recorriendo ciudades, pueblos, colonias y municipios debatiendo y haciendo promesas, mientras que los votantes han estado expuestos a una avalancha de información, propaganda, debates y encuestas.
Todo esto culmina en una jornada donde las expectativas están al máximo y la emoción invade el ánimo de los ciudadanos. Para muchos la elección no es solamente un acto cívico, sino un evento de gran importancia personal y social, que les brinda la posibilidad de que sus candidatos ganen o pierdan, lo que puede generar una montaña rusa de emociones en que se mezcla la esperanza, el nerviosismo, el optimismo y el temor a perder.
La noche de los resultados es un momento de clímax en que los votantes se agrupan frente a sus pantallas, computadoras o dispositivos para dar seguimiento a los recuentos, los análisis de los expertos y las declaraciones de los candidatos o los líderes de los partidos. Esta noche generalmente se extiende hasta altas horas en que la tensión y la espera suelen ser agotadoras, como fue el caso de este 2 de junio.
Como en toda contienda hay ganadores y perdedores. Para los ganadores la emoción de la victoria puede llevar a una celebración eufórica, mientras que para los perdedores llega la decepción y el desencanto de manera a veces abrumadora. Esta disparidad también afecta a los seguidores de cada candidato o partido, creando un ambiente cargado de sentimientos encontrados de resignación y derrota.
EL DÍA DESPUÉS
Una vez que los resultados son claros y la euforia o la desilusión se asientan, llega la resaca post electoral, que puede manifestarse de diversas formas:
– Fatiga física y emocional: La intensa participación emocional o física deja a las personas agotadas y la falta de sueño y el estrés acumulado pasan factura, sobre todo en quienes participaron en largas jornadas en los centros de votación o en las calles apoyando a los candidatos.
– Desorientación y vacío: Después de semanas de campaña, de discutir y de vivir en un estado de alta tensión política, la repentina quietud post electoral puede resultar desorientadora. La vida vuelve a la normalidad, pero el cambio abrupto puede generar una sensación de vacío en algunos que se sienten desesperanzados.
– Ansiedad por el futuro: Gane quien gane hay una incertidumbre sobre cómo se implementarán las promesas y políticas anunciadas durante la campaña. Esta ansiedad puede ser fuerte en aquellos que temen que sus intereses o derechos se puedan ver afectados por la llegada de un nuevo gobernante.
– Reflexión y análisis: Votantes, analistas y candidatos pasan por un periodo de reflexión, en que analizan resultados, evalúan los aciertos y errores de la campaña, y se comienza a planificar el futuro.
CÓMO MANEJAR LA RESACA ELECTORAL
La resaca electoral es una realidad poco discutida, pero muy real. Reconocer sus efectos y abordarlos de forma adecuada es fundamental para mantener la salud emocional y mental de una sociedad democrática activa y comprometida. Para sobrellevar la resaca electoral es importante que los ciudadanos y los políticos activos tomen ciertas medidas que les ayuden a manejar este cruda realidad, como son las siguientes:
– Descansar: Es esencial descansar tanto física como mentalmente, dormir bien y tomarse un tiempo para relajarse y recuperar energías.
– Desconectarse temporalmente: Reducir la exposición a noticias y debates políticos durante unos días para descomprimir la tensión acumulada.
– Tener participación comunitaria: Una vía de escape saludable y productiva es involucrarse en actividades comunitarias no relacionadas con la política.
– Hacer reflexión positiva: Puede ser terapéutico y educativo aprovechar el tiempo para reflexionar de manera constructiva sobre el proceso electoral, identificando tanto los logros como las áreas de mejora.
La resaca post electoral es un fenómeno muy complejo, que refleja las tensiones y reacciones que caracterizan los procesos democráticos. Es un periodo de incertidumbre y conflicto, que ofrece una oportunidad para la reflexión y la renovación, en que la sociedad puede fortalecer su compromiso con los valores democráticos y avanzar hacia un futuro más inclusivo en que la población regresa a sus actividades cotidianas y a cumplir sus obligaciones con una nueva visión, replanteando sus proyectos y recalculando sus metas, festejando el triunfo o lamentando la derrota, pero con la esperanza de superar las dificultades que significan los nuevos retos generados por el nuevo gobierno o por la continuidad que no les convence.
Para muchos la resaca post electoral será fuerte y les durará varios días o semanas, pero para quienes aman la política aun cuando no sean políticos, ya estarán más que listos para participar en el próximo proceso democrático que nuestro caso será la elección de alcaldes.