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[y por qué Perdió Lucía]
- L56: Destitución del zar Anticrimen
No debe Margarita González nada a nadie. El Súper Domingo no sólo ganó las votaciones, sino exorcizó los espíritus malignos de Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco que pretendían conexionar, sin éxito. A Morelos llegará el 1 de octubre una Cuarta Alternancia —Del PRI al PAN, PRD y PES—y, aunque seis años tarde, la Cuarta Transformación.
Por si hubiera duda de su legitimidad democrática conquistada en una votación histórica —la arquitectura de liderazgo electoral es diseño suyo—, ya está teniendo más votos que Blanco en 2018, que como candidato del PES se sentó en el subsuelo gubernativo con 10.74 por ciento de legitimidad. —La continuidad de la cuarta transformación está en buenas manos, posteó el iletrado, cuando en seis años no aplicó la Cuatroté.
Obtuvo Margarita más votos que Cuauhtémoc no porque haya más electores a la Lista Nominal. Los factores de su victoria electoral tienen que ver con virtudes personales, suscritas por sus amigos: sencillez, autenticidad y honestidad, además de manejo político y comunicacional, de lo que careció tanto su inminente antecesor como su adversaria que no pudo vencer su arrogancia política, electoral y comunicacional.
Entre éstos tres hay un maremoto de diferencia. Sirvan los resultados de Ayuntamiento, al corte de las 16:30 de ayer, para dimensionar derrota y victoria. Cuauhtémoc volvió a perder su casilla de Tabachines, la 0380, ante PAN y PRI, mientras Margarita ganó en la 0208 de Tetela del Monte a los candidatos de todos los acrónimos. Así es la democracia: Lucía Virginia perdió en su sección, la 0176 de Cuautla, por 57 votos. Por cierto, el portal del Instituto Morelense de Procesos Electorales es una cochinada.
Diez minutos más tarde, con dos mil 030 actas computadas, de dos mil 583, y el 56.6 de la participación ciudadana, Margarita contaba 280 mil 565 votos —Cuauhtémoc sólo obtuvo 102 mil 422 votos en 2018, como candidato del PES y AMLO en la boleta—, contra 179 mil 930 de Lucía Virginia y 107 mil 330 de Jessica María Guadalupe Ortega.
Y sí, Margarita no debe nada a nadie. Si bien agradeció al equipo —el más sentido reconocimiento fue a Margarita Estrada por su olfato periodístico—, que nadie le vaya con el cuento de que ganaron, porque el triunfo tiene muchos padres. Si Adán Augusto López no se queda, es porque tiene la encomienda del escaño senatorial y, acaso, de la dirección nacional de MORENA. Lo mismo pasará con Ricardo Peralta, quien cumplió y ya. De Morelos, los que se hacen la idea de la victoria gracias a ellos, deben guardar distancia, porque sirvieron más para protegerse que para hacer ganar a la candidata de Claudia Sheinbaum y del presidente López Obrador. Más bien, deben ofrecer disculpas por el peligro de contagio que representaron y que siguen representando, como los hermanos uterinos Bravo, antes, durante y después de la campaña electoral.
Ni Lauro Ortega [†] hizo una campaña tan intensa como Margarita —ahora viene la gira del agradecimiento por el triunfo, hasta ahora sin registro histórico—, en tiempo y espacio. La cuasi gobernadora electa y virtual gobernante número 82 de Morelos, pernoctó en cinco comunidades originarias del estado, comiendo, como se dice, «lo que hay», para conocer aún más el Morelos profundo, ese que no se imaginan los gobernantes de calzado lustrado y puños y cuello almidonados, esclavos de los privilegios.
letraschiquitas
La llamada de Xóchitl a Claudia fue lo mejor de la noche del domingo, reconociendo victoria y derrota. No haberlo hecho hubiera sido un acto de incongruencia, pues Gálvez se dijo demócrata en los debates que, de tres, ganó dos a Sheinbaum, cuando se mostró más natural que fingida***. Respecto de Morelos, PRI, PAN, PRD y RSP, es decir, Jonathan Márquez, Dalila Morales, Sergio Prado y Karla Aldama, sus dirigentes, en una misiva saludaron la fiesta democrática del Súper Domingo, agradeciendo los miles de votos de la jornada, sin soslayar las irregularidades que mancharon la jornada, sin aparecer ya el nombre de su candidata***. El Súper Domingo, el zar anticrimen Uriel Carmona degustó unos tacos de lengua en Temixco, sin imaginarse siquiera que la Legislatura 56 no tendrá bancada que lo defienda de lo que huele a destitución, como se planteó cinco veces en la campaña presidencial-gubernamental.