Ricardo Del Muro / Austral
En Tuxtla Gutiérrez, la capital chiapaneca, el día de San Juan Bautista, que se celebra el 24 de junio, no sólo es una tradicional fiesta religiosa, sino que para los tuxtlecos de la vieja guardia priísta es una fecha simbólica, ya que en esa fecha se celebraba el cumpleaños del gobernador Juan Sabines Gutiérrez (1979 – 1982), que además construir la plaza cívica y otros edificios públicos en Tuxtla, inició la regularización de terrenos en la periferia norte de la ciudad, a partir de las colonias Patria Nueva y 24 de junio.
Lo paradójico es que la emblemática colonia 24 de junio, está ubicada en una de las 25 zonas de Tuxtla susceptibles de inundación, de acuerdo al mapa de riesgos de Protección Civil, y al iniciarse la temporada de lluvias, sus habitantes más que pensar en festejos, sufren la inundación de sus calles y casas.
Una de las zonas críticas es el bulevar Río Usumacinta, principal vía de acceso a esa colonia, donde las autoridades construyeron un canal de protección, que resulta insuficiente para contener el agua que baja en torrente hacia el libramiento Norte.
Todos los años, al iniciar la temporada de lluvias, los colonos de la 24 de junio, buscan colocar costales de arena para evitar que el agua entre a sus casas y deben mover sus automóviles para que no sean arrastrados por las corrientes. Las autoridades están enteradas de este problema, porque los vecinos han solicitando repetidamente, mediante oficios, la ampliación del canal, pero lo más que han logrado es que, después de los aguaceros, lleguen cuadrillas de trabajadores para limpiar las calles y desazolvar el arroyo artificial.
Sin embargo, esta avenida es una de las 25 zonas críticas y susceptibles de inundación, que hay en Tuxtla Gutiérrez, una ciudad que en época de lluvias parece un embudo, donde torrentes de agua bajan por las calles de las colonias ubicadas en las laderas del Sumidero para encontrar los arroyos que desembocan al río Sabinal.
La noche del pasado domingo, en la víspera del Día de San Juan, cayó una fuerte lluvia en Tuxtla, que además de inundaciones y daños a viviendas, arrastró varios vehículos. Dos automóviles quedaron atrapados en la calle Flores Magón de la colonia Infonavit Grijalva y otro más en el Fraccionamiento La Ilusión.
Sobre este accidente, se informó que dos conductores, presuntamente en estado de ebriedad, intentaron cruzar una zona de encharcamientos y cayeron en una zanja, producto de la obra del nuevo puente del Libramiento Norte. Ambos conductores fueron rescatados por personal de Tránsito municipal y del parque del Oriente.
Por otra parte, 15 viviendas sufrieron encharcamientos en las colonias Las Granjas, Albania Baja y Penipak. En ésta última, la caída de una barda selló la bajada de un pequeño arroyo, y la presión del agua acumulada colapsó la estructura, causando inundaciones en las casas cercanas.
Una lamentable historia de cada año se repite. Aunque los niveles del río Sabinal, que atraviesa la capital chiapaneca, se mantiene en un nivel bajo, han comenzado las labores de auxilio en las colonias que están cercanas a los cerca de 22 arroyos que hay en la ciudad.
Entre estos lugares están el fraccionamiento Parque Madero, especialmente la Avenida Ciprés; el fraccionamiento El Vergel y su calle Araucarias; el Libramiento Norte a la altura la Fiscalía General del Estado; la colonia Las Palmas y los condominios Hawai, ubicados en la zona oriente de la ciudad.
Otro punto es el bulevar Ángel Albino Corzo; el fraccionamiento La Ilusión; Paso Limón, el Barrio de Guadalupe, en la 5ª Poniente y la calle 7ª Poniente sur.
En estos lugares, advirtió Protección Civil, por ningún motivo es aconsejable intentar ganarle a la corriente del agua porque su fuerza puede arrastrar a un automóvil.
Hace tres año, en 2021, dos personas que intentaron rescatar su automóvil que quedó varado al intentar cruzar una corriente cerca de la Central de Abasto, al norte oriente la ciudad, fueron succionados por una alcantarilla y sólo se logró rescatar el cadáver de uno de ellos, Jovany de 22 años de edad.
Fuertes lluvias, tormentas eléctricas y, en consecuencia, inundaciones y fuertes corrientes que tienen la fuerza para arrastrar vehículos es la crónica anunciada que todos los años, en estas fechas, padecemos los tuxtlecos. Y, aunque repetitiva, cada aguacero deja su marca y saldo de daños y víctimas. RDM