In principio erat Verbum©
Simón Vargas Aguilar©*
Cómo es posible que la especie con la mayor capacidad intelectual de la historia esté destruyendo su único hogar. Jane Goodall
Hasta hace unos días el calor y las altas temperaturas eran uno de los tópicos más abordados en las noticias, desafortunadamente, en fechas recientes las constantes lluvias y la presencia de tormentas eléctricas han dejado casas, poblaciones y sembradíos inundados y vehículos con severos daños, incluso de acuerdo a un comunicado de prensa del Servicio Meteorológico Nacional, las precipitaciones de fuertes a intensas podrían generar deslaves, incremento en niveles de ríos y arroyos, así como desbordamientos e inundaciones en zonas bajas.
Si bien en nuestro país ha comenzado la temporada de huracanes, ésta se encuentra muy activa en el Océano Atlántico, y el pasado 25 de junio la Comisión Nacional del Agua ha detectado el que podría ser el próximo Ciclón Tropical, con trayectoria hacia el Golfo de México.
A lo anterior hay que anexar que las lluvias han arribado con mucha más fuerza, presencia de grandes trozos de granizo y un incremento en la potencia de la racha de vientos, lo que no olvidemos, fue uno de los factores que causaron la muerte de 10 personas y alrededor de 200 heridos en el cierre de la campaña de Lorenia Canavati Von Borstel en Nuevo León, en mayo pasado.
La falta de prevención, el descuido, en algunos casos la negligencia y una insuficiente asignación presupuestal en cuanto al tema de protección civil, han hecho que tragedias como la mencionada sean cada vez más recurrentes; y aunque es cierto que lo atípico en los fenómenos meteorológicos es más frecuente, debemos cuestionarnos, ¿estamos realmente preparados para afrontar los retos del cambio climático?, ¿cuántos conocemos las vulnerabilidades de nuestra casa o trabajo? o ¿tenemos un plan de emergencia? pero sobre todo debemos entender que hay que responder de forma más resiliente, trabajar en la capacitación y fomentar la cultura de la prevención.
Es cierto que las instituciones gubernamentales son las responsables del tema de protección civil, sin embargo, cada vez es más necesario involucrar a la sociedad porque con el paso de los años y con el aumento de los fenómenos, el autocuidado, la planeación y una adecuada reacción podrían traducirse en la diferencia entre la vida y la muerte.
Y es que además de las capacitaciones que emiten las diversas instancias públicas y privadas, también deberían darse cursos en los diversos centros educativos; ya que las niñas, niños y adolescentes pueden convertirse en un aliado poderoso cuando se trata de informarnos sobre el tema, cumplir con las normativas o tener presente que en cualquier momento podemos encontrarnos con situaciones críticas.
De acuerdo con datos del Informe de riesgos 2024 presentado por el Foro Económico Mundial, los principales peligros para los próximos dos años son: la desinformación, los fenómenos meteorológicos extremos, la polarización social y la ciberseguridad; sin embargo, en el plazo de 10 años, el cambio climático y sus diferentes factores abarcan la agenda, por ejemplo: la pérdida de la biodiversidad, la desertificación, la contaminación, el estrés hídrico y el aumento en la temperatura, entre otros.
Hoy la información suficiente y oportuna, así como la sensibilización enfocada a la población para protegerse es sustancial, ya que, aunque pareciera un tema abordado constantemente, pocas personas le hemos dedicado la atención que se requiere; las pláticas cotidianas no incluyen la implementación de un plan familiar de protección civil, el diseño de rutas de evacuación, la ejecución de simulacros o la preparación de una mochila de emergencia; que son acciones que, lamentablemente, ante los cada vez más frecuentes embates de la naturaleza, serán muy necesarias. Es imprescindible que busquemos la coordinación adecuada para protegernos lo mejor posible; nuestra vida y nuestro patrimonio están juego.
*Consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.