Eduardo Sadot
Este 27 de junio en la sede de la cámara de diputados donde el senador Ricardo Monreal dio su palabra a los ministros de la corte de que su intervención contaría con la garantía de las condiciones de respeto para ser escuchadas, el diputado Ignacio Mier en su participación refrendó las palabras de Monreal, pero cuando iba a hablar la presidente de la Corte, una diputada pretendió romper la promesa del Senador Monreal y del diputado Mier, lo que provocó minutos de tensión, la ignorancia afloró, en algo que luego mencionó el abogado Bátiz.
El distinguido maestro y jurista Bernardo Bátiz en su intervención en la cámara de diputados en el foro de diálogo sobre las reformas al poder Judicial, afirmó que para formar parte de los poderes ejecutivo y legislativo federales, no se exigen tantos requisitos, insinuando que cómo para el poder judicial si deben exigirse, no debiera ser así, acaso es acertado no exigir más requisitos a quienes ocupan tan altas responsabilidades, acaso la experiencia de los ejemplos que abundan en ambos poderes, no basta para exigir también para esos poderes un mínimo de preparación educación y profesionalismo, aprender de la experiencia y exigencia de la excelencia profesional de los miembros del poder judicial, con evidentes excepciones, que llegaron por otros motivos y no precisamente por méritos de excelencia. Acaso, maestro Bátiz, en lugar de mejorar, propone empeorar y dejar que algún artista o deportista popular y famoso llegue a ser ministro de la corte.
En otra parte de su intervención se asumió como parte del poder judicial en tanto integrante del Consejo de la Judicatura Federal y que desde ahí ha observado que los miembros del poder judicial, jueces y magistrados – fue muy cuidadoso de no incluir a los ministros – forman parte de algo así como una casta divina, que gozan de privilegios y prerrogativas que no tienen en los otros poderes, al respecto, yo pregunto al señor jurista Bátiz, conoce usted el costo de mantenimiento de palacio nacional como habitación del ejecutivo y lo que cuesta el mantenimiento de un solo individuo y su familia, no tiene comparación como argumento, exponer el caso de los miembros del poder judicial. No sería bueno otorgar beneficios de acuerdo a su desempeño y pasar por una auditoria de gestión y desempeño y evaluar su preparación, porque de otro modo si pagamos con cacahuates contratemos changos.
Por su parte, el expresidente de la Corte Arturo Saldívar, en su intervención penosamente mimetizado con el lenguaje de su amigo el presidente “obrador” sostuvo – como argumento – mal argumento por cierto que “la mayoría” no confía en el poder judicial, mi pregunta es, acaso usted no ha escuchado a muchas personas, de todos los estratos sociales y edades, decir: ¡te voy a demandar! Esa expresión acaso no es una manifestación de la creencia y confianza en las instituciones judiciales.
Otro diputado argumento también que el pueblo ha mandatado que los miembros del poder judicial sean electos, nunca el pueblo de México se lo ha dicho, es una interpretación excesiva sin fundamento.
De la ministra Batres, no le enseñaron cuando estudió en la “universidad humanitas” que los miembros del poder judicial, solo se pueden pronunciar sobre los temas que someten a su consideración, las estadísticas que presentó solo la exhibieron como ignorante, de pena ajena, entre los asistentes se preguntaron si seguirá viviendo en el departamento donde rentaba con el florido lenguaje que acostumbraba.
La participación de Dante Delgado, Miguel Ángel Mancera, Moreira y de integrantes de la Corte Norma Piña y Juan González Alcántara, merecen una sesuda reflexión especial aparte.
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