La insoslayable brevedad
Javier Roldán Dávila
La historia no lo juzgará, porque gracias a la vida, es inimputable
Cuitláhuac García Jiménez, no es un personaje que haya destacado, por su inteligencia, entre sus amigos y colegas, eso sí, debido a la herencia ideológica familiar, siempre ha militado en la izquierda, no obstante, su presencia siempre fue discreta.
Por cuestiones que no viene al caso citar, pero, no por tesón académico, fue enviado a Europa, dizque a estudiar, por Fidel Herrera Beltrán, mismo que, además, le consiguió plaza en la Universidad Veracruzana.
Por azares del destino, conoció a AMLO, quién le tomó aprecio y llegado el momento, lo impuso como candidato a diputado federal por el distrito X de Xalapa, de nueva cuenta, las cosas se alinearon en su favor y debido a las disputas al interior del PRI, desde Palacio de Gobierno, decidieron impulsar su candidatura y se alzó con el triunfo sin mayor esfuerzo.
En 2018, dejando de lado a verdaderos talentos políticos de la izquierda, el tabasqueño lo hace aspirante a la gubernatura y gracias al efecto López Obrador y de nueva cuenta a las fracturas de la oposición, sin buscarla…la gana, convirtiéndose en mandatario sin la mínima experiencia en políticas públicas, pero, eso sí, con lealtad a prueba de todo.
Su administración, fue un desastre, aumentó la inseguridad, la corrupción siguió rampante, no atendió a los colectivos de búsqueda de desaparecidos, la obra pública fue intrascendente…en fin, con más pena que gloria, sin embargo, apoyó sin cortapisas de ninguna índole, las precampañas y campañas de Rocío Nahle y Claudia Sheinbaum.
Si le dan cargo o no, en el futuro gabinete presidencial, sale sobrando, sin proponérselo logró lo que muchos han perseguido, sin alcanzarlo, dejando la vida en ello. C’est la vie.