Mauricio Carrera
Antes de que se seque la esperanza, la alegría de ella, su inteligencia, su búsqueda por el esfuerzo sostenido del alma y el corazón. Todo lo puede, y entre su magia de rosa tímida sin polvo, el detalle de animarme ante el paso del tiempo que sitúa en los horizontes no plausibles de la nada.
Me gusta con un libro nuevo en la mirada, con sus piernas entaconadas, con sus trampas de mujer guapa, con sus lunas desobedientes, con su sabiduría ancestral de no traicionar a la vida con disparates.
Me besa sin permiso. Sabe que el beso es la gran ilusión de lo efímero. Conversa sin desiertos o suicidios. Hay un pánico en ella, pero permanece alegre y audaz en la vida, segura y gentil en el alto júbilo de nuestro abrazo.