Muelle 1
Carlos Alberto Duayhe
Esa frase de que si le va bien al gobierno le va bien a México, escuchada aquí y acullá, da oportunidad y es lo esperado de la administración de Claudia Sheinbaum Pardo a partir del 1 de octubre, revertirla.
Es decir, lleva mano la sociedad y sí se camina por esa vía al gobierno le irá bien.
Esto supone no sólo un segundo piso de la denominada cuarta transformación, que es un modelo político, sino de la mano de participación del empresariado, universidades, organizaciones sociales y aunque a veces no gusten las no gubernamentales y hasta los medios de comunicación.
Todos inscritos en un modelo democrático en vías de perfeccionarse incluidos el propio gobierno, el Congreso de la Unión, el Poder Judicial y de paso los estados y sus estructuras, los municipios.
Muy cierto: hay inercias del llamado periodo neoliberal tantas veces señaladas por el presidente Andrés Manuel López Obrador que sin duda han afectado el desarrollo del país desde los ochentas a nuestros días, como son la corrupción e inseguridad –por citar dos centrales- con cambios de políticas y ajustes hacia revertirlas todavía insuficientes.
Hay otras que les siguen a corta distancia como son educación, salud, medio ambiente, protección a la naturaleza, cambio energético, infraestructura, transparencia, servicios, alimentación.
Por eso es importante no únicamente asistir a un cambio de poderes con las reformas previstas en septiembre, sino algo que parece ya impostergable: un llamado a la unificación, a la concordia, a evitar las confrontaciones y entender que México no es una isla, pues inscrito en la globalización creciente e inevitable, transita.
Hasta ahora la presidenta electa Claudia Sheimbaun ha caminado, desde el triunfo electoral de su partido en las elecciones, de forma mesurada hacia el actual ejecutivo federal.
Si López Obrador hace algún señalamiento hacia una persona o asunto interno o externo, Sheimbaun sigue el discurso tal cual, incluso ha incorporado funcionarios a su gabinete.
Pero la realidad se va imponiendo y no falta mucho para que sean sus decisiones, sean consultadas o no, de su absoluta responsabilidad para que se vea que si hay absolutos.
Y si no es así que el pueblo os lo demande, recita otra frase chocosa de uso intensivo.
Atraques:
1. Aunque los medios de comunicación convencionales y las redes sociales llegan cada vez más a lugares remotos, ello supone entretenimiento, información para millones de personas.
2. Significa que muchas personas de zonas marginadas ven y escuchan distintos mensajes a través de esos medios.
3. Dice el INEGI: Aunque en el país la educación básica (preescolar, primaria y secundaria) cada vez llega a más lugares, muchos jóvenes, por diversas razones, no asisten a la escuela y por lo tanto, algunos de ellos no saben leer ni escribir.
4. En México, durante los últimos 50 años, el porcentaje de personas analfabetas de 15 y más años bajó de 25.8 % en 1970 a 4.7 % en 2020, lo que equivale a 4,456,431 personas que no saben leer ni escribir.
5. Sí y eso que en 1970 había 48 millones de habitantes. Hoy hay 126 millones de connacionales. Así que trabajo hay y de sobra. Nuevos métodos, nuevas tecnologías para que esos analfabetas puedan leer y escribir.
6. Ah y hay muchos niños y adultos mayores. Ah y más mujeres que hombres.