Por José Murat
Nuevamente la ultraderecha continental tendrá su reunión cumbre en México, menos de dos años después de la anterior, la de noviembre de 2022, situando así a nuestro país como prioridad en una estrategia de posicionamiento regional estruendosamente fallida hasta ahora. Fuera de Argentina, algunos estertores en Brasil y una alicaída facción en Chile, las fuerzas neofascistas siguen sin tener impacto político real en América Latina, y mucho menos en México.
Para empezar, diremos que la Conferencia Política de Acción Conservadora, conocida también por su acrónimo CPAC, es una cumbre política organizada por la Unión Conservadora Estadounidense, una asociación regresiva y oscura de los Estados Unidos, que tiene su sede central en National Harbor, Maryland.
Más de 100 organizaciones contribuyen al financiamiento de esa organización, como Human Events, Young America’s Foundation y la Asociación Nacional del Rifle, todas ellas contrarias a la defensa de los derechos humanos, la igualdad social, el respeto a los inmigrantes y un mundo libre de violencia, así crezcan los episodios deleznables de ataques armados en escuelas y plazas públicas.
La CPAC ha comenzado a expandirse a otros países del continente, y cuenta entre sus miembros a Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente que en su momento emprendió una embestida contra los derechos sociales, la educación pública y los pueblos originarios de Brasil.
También figura el actor Eduardo Verástegui, quien ni siquiera pudo reunir los requisitos mínimos para poder registrase como candidato independiente a la presidencia de México, en el proceso electoral recién concluido, con la calificación oficial y el estatus de presidenta electa de Claudia Sheinbaum, quien conquistó la confianza y el mandato de una abultada mayoría de los mexicanos, con un pensamiento social diametralmente opuesto a la ultraderecha.
La ultraderecha, sin embargo, no cesa en sus afanes de penetrar y posicionarse en México, ya con dos eventos continentales en menos de dos años. La novedad ahora es que este fin de semana pretenden darle otra dimensión al evento, con la presencia de Javier Milei, presidiendo el foro, como si se tratara de un Jefe de Estado exitoso en sus políticas económicas, un ejemplo regional y mundial, cuando las frías cifras no respaldan su optimismo.
Para empezar, la principal bandera económica con que llegó al poder fue abatir la inflación y darle más poder adquisitivo al salario de ese país: “se va a derrumbar la tasa de la inflación, esto lo adelanto”, decía en su mensaje de toma de posesión, pero a más de 8 meses de ese evento las cifras cuentan otra historia.
Con una tasa del 276.2% interanual, Argentina es hoy el país con la mayor tasa de inflación, no sólo de América Latina sino del mundo. Sólo en el primer mes del gobierno de Milei, diciembre del 2023, los precios, sobre todo de la canasta básica, crecieron en un 25.5%, impulsados por la abrupta devaluación del peso argentino, que en un día perdió la mitad de su valor frente al dólar, y gran parte de su cotización frente a otras monedas fuertes.
A partir de ese año, la tasa inflacionaria ha sido siempre de dos dígitos. Tan no ha cedido la inflación que el gobierno neoliberal de Argentina se vio precisado a apoyarse en una fuente falsa, el bot de la agencia Jumbo, que también citaron algunos medios de México, para simular que la hiperinflación estaba cediendo. Ya el sitio digital desmintió esas cifras, aclarando que se refería a “un experimento social”.
En cuanto a la prometida reanimación de la economía, para que “Argentina vuelva a crecer”, con todo e inflación al alza persiste la contracción económica. El PIB interanual del primer trimestre del año, último registro oficial, retrocedió en un 4.3%, lo que ha hecho al Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticar que el PIB argentino, lejos de crecer disminuirá en un 2.8% en el 2024. Visto por sectores económicos, la producción industrial manufacturera de ese país hermano cayó en un 12.4 por ciento en el primer trimestre y el consumo disminuyó en un 22.1%.
Y en materia social, la situación no está mejor. El Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina informó, apenas el mes pasado, que la pobreza alcanzó a un elevado 55 por ciento de la población, y la pobreza extrema, llamada indigencia en ese país, un 18 por ciento, casi uno de cada 5 argentinos, lo que tiene convulsionada y tensa a una sociedad que fue líder continental en prosperidad social a inicios del siglo XX.
Panorama que dibuja el diputado Gabriel Solano, del Frente de Izquierda, en estos términos: “el mandatario dice no hay plata y con ese argumento cortó la comida a los comedores populares, recortó el presupuesto universitario, Misiones está prendida fuego, chocan los trenes por la falta de presupuesto, poniendo en riesgo a millones de trabajadores que los usan a diario”.
Pero a pesar de este panorama, Javier Milei se ha erigido en el vocero de la ultraderecha en el mundo: viene de participar en el evento “Viva 24”, en Madrid, en apoyo a la organización neofascista Vox, y ahora viene a dar lecciones de economía a México.